domingo, 30 de octubre de 2016

                                                              BUSCÁNDOSE LAS "PAPAS"

Cristobal calcula en pesetas lo que cobra por recoger un kilo de patatas al pie del terrón si se dan las condiciones óptimas en el cultivo. Es como a el y los suyos se lo ajusta el propietario donde trabajan. Unas tres pesetas por kilo. Cristobal Saldaña, vecino de Puerto Serrano y con 53 años, leva 15 subiendo cada agosto hasta Avila para la recolección de la patata, que dura varios meses. Ademas de su cuadrilla, hay en estos momentos unos 200 policheros recogiendo también  este tubérculo o manipulando plantones de fresas, que después se sembrara en Huelva. La mayoria están repartido por pueblos obulenses como Arevalo, Medina del Campo, Olmedo o Navas de la Asunción.
Como el, decenas de jornaleros de Puerto Serrano van enganchando campañas agrícolas cada año por media geografía española y por Francia para poder sacar adelante a los suyos. Es el unico medio de vida que tienen para hacer frente al paro casi cronico, nque sufre su pueblo y en general, la sierra. Ahora toca trabajar en la patata y la manipulación  de los plantones de fresa en Avila, en el verdeo de la aceituna de mesa por los campos de Sevilla y Malaga, en la vendimia francesa y la recogida de la manzana. Después vendrán Jaén y Huelva.
Así que esta emigración temporera se refleja en las estadísticas. Puerto Serrano fue en septiembre la población gaditana donde mas bajo el paro con 99 desempleados menos. el pueblo con unos 7.000 habitantes  situa su tasa de desempleo en 518 personas frentes a las 617 que dejo el mes de agosto.
Buena parte del tímido descenso de estas cifras se debe al esfuerzo que hacen sus vecinos para buscarse las "papas" fuera de su fronteras.
"Esto es un pueblo de campaña agrícola. Aquí no hay otra cosa" El 90% de la gente está ahora en el verdeo de la aceituna en pueblos de Sevilla. El resto esta repartido entre Avila y Francia" comenta otra jornalera como Cristóbal, a cientos de kilometros de él. Ella esta en Puerto Serrano, un pueblo que bulle, literalmente, a las cinco y media de cada mañana durante los días de verdeos. Dan fe las decenas de hombres a las puertas del bar Peti o el bar de Juanillo, esperando el coche que compartirán con otros jornaleros hasta llegar al tajo a 20, 30 e incluso 70 kilometros para recoger aceitunas. es una emigración diaria de ida y vuelta, con condiciones laborables que, en mas de un caso -denuncia el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT)- no se respeta el convenio. "Detectamos que las condiciones de los jornaleros van empeorando año tras años. Son cada vez menos los que cobran el convenio, ya que la mayorías de las cuadrillas estan a destajo. Unos cobran por kilos, otros por cajas o esportones", dice.
El caso de Cristobal se distancia. Él forma parte de una cuadrilla de nueve personas. Todos de Puerto Serrano. Son tres matrimonios, con un hijo cada uno, que desde agosto anda en la recolección de la patata. Están en Avila porque el esfuerzo le sale mas a cuenta. Volverán al pueblo sobre noviembre. "El verdeo en Andalucía duraba ante más. Ahora lo pagan por cuenta y si la cosecha va mal no saca nada de sueldo. La campaña de la patata es dura pero, por muy mal que venga se gana dinero", apostilla este hombre. En días muy bueno su cuadrilla lena entre dos y tres camiones de 30.000 kilos de tubérculos, lo que significa  meterse de jornal en el bolsillo hasta 100 euros. Eso si la lluvia aparece o la mañana amanece fría no se puede recoger las patatas por lo que se hielan, esa jornada no hay faena y por consiguiente, tampoco hay sueldo.
"Llevamos 23 días perdidos  que nadie te lo paga", afirma por teléfono Saldaña, en la casa que han alquilado entre todos para poder vivir mientras dura la recolección. El perfil del jornalero polichero en Avila es el de un hombre o mujer que ronda entre los 20 y 40 años. "Hay muchos jóvenes. En las aceitunas no los quieren porque no tienen experiencias. Incluso hay gentes con estudios, que no encuentran nada y necesitan tirar para adelante y se viene" explica desde la comunidad castellana.
Cerca de su zona hay otros 50 paisanos del pueblo recogiendo o manipulando las plantas de fresa. Ya en nave, lo que tienen más habilidades "haciendo manojitos" pueden sacar hasta 60 ó 70 euros al día, según describe. Como él y otros muchos, durante el tiempo de campaña han de costearse la vivienda  y el resto de los gastos. Los plantones de fresa suponen para Avila una fuente de ingresos muy importante.
Más preocupados se encuentran el representante del SAT en la comarca, Pedro Barrera, que denuncia "las malas condiciones" que los jornaleros están soportando en los últimos tiempos en la campaña del verdeo, que arranco en septiembre  y concluirá este mes. "Poca gente trabaja como dice el convenio firmado por la patronal y los sindicatos mayoritarios (el suyo no estubo en la masa de negociaciones). El sueldo se fija en 46 euros el jornal. Pero hay gente ganando 20 euros y de ahi quita el kilometraje que ya no se paga como antes y el resto de gastos. Hay gente que necesita esa peonadas pero si no llega a un tope de esportones (donde se deposita las aceitunas recogidas) no te las dan", se lamenta.
Muchas personas trabajan por cuenta y si las aceitunas son de mala calidad cuesta mas llenar el número de espuertas que tienen asignadas y que pesan cada una unos 20 kilos. Te las pagarán a 3, 3,5 ó 4 euros, dependiendo del dueño" cuenta Encarna, una vecina del pueblo, tras desayunar con un grupo de compañeras del tajo, que andan ese día en el pueblo porque la lluvia las deja en casa. Cada una cuenta su experiencia. "Con un verdadero no se come. Hay gentes que no reúne ni las peonadas (35 para cobrar prestaciones). Y ahora paga la gasolina. En mi caso he estado 19 días en las aceitunas, gastando 133 euros en gasolina", se queja su compañera de desayuno, al lado, recordando que si no lleva herramientas para la faena "también te quitan hasta tres euros".
La mayoría de estas mujeres han pasado por el campo en algunas de las muchas campañas agrícolas que tienen el calendario. "Mis hermanos estarán en Avila, recolectando los plantones para las fresas, trabajando en una cooperativa", anota otra polichera.
Y el pueblo como un catalizador nota estas circunstancias. En tiempo de campaña, los negocios del pueblo se resisten de la bajada de la población. "De los hijos, que se quedan aquí, nos hacemos cargos tios y abuelos. Los que nos quedamos también le echamos una mano a los que se van para que puedan salir adelante", comentan estas mujeres en el corrillo que han formado.
La cosa se pone más seria cuando hablan de la campaña de la fresa. "Ahí es donde hay que dar fuerte", dice otra paisana que lleva ocho años yendo a Huelva y denuncia también , las condiciones laborales.
Pedro Barrera, del SAT, visita tajos pora explicar a los trabajadores la medida de regular su actividad. Sostiene que cuando la construcción estaba en auge y demandaba mucha mano de obra, 
"los convenios agrícolas se respetaban". Ahora a su juicio las circunstancias han empeorado por la mayor demanda de personas venidas de distintos sectores que ven el campo su único sustento para vivir.
Mientras esto pasa en la recogida de aceituna, Criustobal, en Avila, apura suys ultimas jornadas. Ya lo esperaban en otros tajos en Jaén y Huelva. Siempre con la casa prácticamente a cuestas.

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