Para ilustrar esta información podríamos haber recuperado las fotos de algunas de las víctimas mortales que se cobró el año pasado el Estrecho. U otra del lugar donde apareció muerto el pequeño Samuel. Pero hemos preferido hacerlo con las de algunos de los supervivientes de un drama que no cesa y además no para de crecer. Ahí están, felices. Sobre todo de seguir vivos. Porque durante el año pasado, en la frontera sur de Europa perecieron 295 personas intentando alcanzar el sueño de un futuro mejor en España. El doble que dos años antes, según el balance migratorio de la Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha) que difundieron ayer Ana Rosado y Rafael Lara. Al menos 16 de ellas murieron o desaparecieron en las costas gaditanas o en algún lugar cercano, enmedio del mar. Y en Andalucía fueron como poco 23. Muchos quedaron fuera de las estadísticas.
La inmensa mayoría son hombres de origen subsahariano. Pero también hay mujeres, algunas embarazadas, y varones de origen magrebí. "Se trata de un drama creciente cuyo origen está en la miseria y en las guerras de las que huyen estas personas, pero la causa inmediata es la política de la UE y de España respecto a la inmigración y asilo, que construye alambradas y muros y se basa en el rechazo y en el racismo institucional", dijo Rafael Lara.
Imposible también saber exactamente cuántas pateras salieron el último año de las playas marroquíes. A las de la provincia, o cerca de ellas, llegaron o fueron interceptadas al menos 148, de un tamaño más pequeño que las de Almería, con una media de diez personas a bordo. En total, unas 1.543. La tercera provincia después de Almería (2.231) y Granada (1.947). A Málaga arribaron 778; a Canarias 710; a Murcia, 544; a Alicante, 255; a Melilla, 87; a Baleares, 13 y a Gibraltar, 9. En el balance no están los migrantes detenidos por Marruecos, que la Apdha estima en un millar pero reconoce que podrían ser dos.
La asociación apunta que, pese al relativo descenso en el número de llegadas a España por la frontera sur en relación a 2015 -debido, sobre todo, a que se han recibido menos personas procedentes de Siria-, la cifra de personas que entraron en el país el año pasado se ha triplicado respecto a 2010. Y sigue en ascenso: el número de llegadas el último mes de enero también triplicó a las de enero pasado. Sólo en Canarias se produjo un ligero descenso "debido a los acuerdos con Marruecos, Mauritania y Senegal, pero también por la desaparición de 160 personas que partieron del Sahara". En cualquier caso, las entradas en España tan solo representan un 7% de las de Europa por la ruta de los Balcanes, el Mediterráneo central u oriental. Pero han experimentado un crecimiento del 40% respecto a 2015.
El 90% de las personas migrantes que desembarcaron en territorio nacional durante el año pasado son varones; un 10%, mujeres y un 8%, menores. Estos últimos son principalmente norteafricanos -adolescentes solos, la mayoría-; y subsaharianos -de corta edad y acompañados por sus madres-, si bien la Apdha observa un incremento de los adolescentes de este último grupo que viajan solos. Así, el perfil mayoritario es el de un varón joven procedente de alguno de los países del África Negra. De hecho, el 69% es nacional de algunos de estos países, sobre todo de Guinea-Conakri y Costa de Marfil. Sólo el 31% es magrebí, con un contingente mayor de argelinos que de marroquíes.
En Ceuta y Melilla, durante 2016 lo más significativo fue el descenso de la llegada de personas procedentes de Siria: unas 5.200 menos. También se mantienen a la baja los saltos de la valla en Melilla, al contrario que en Ceuta, que en diciembre contabilizó 428 en un sólo día como una tendencia que se mantendrá este año.
La Apdha acusa al Gobierno de "haber abdicado de analizar con seriedad los resultados de su nefasta política de control migratorio y recuerda que esa política sigue causando mucho sufrimiento y generando muchas muertes"
