viernes, 18 de marzo de 2016

                                                                        ENVIDIA

Unos días lleno de novedades son los que nos ha precedido. En el Congreso de los Diputados se han derimido lo que ya sabíamos: que tras gastar la opción del 50% y el comodín de la llamada, ahora toca el comodín del publico hemos conmemorado el Día Internacional de la mujer y al siguiente día pides un té y una cerveza y el té se lo siguen poniendo a ella y la cerveza a el, y aunque pague ella el platito con el cambio se coloca al lado de la tetera. Al final la bandera de España se ha guardado y en su lugar ondea la de Andalucía el alcalde durante nueve hora y acompañara a su madre en penitencia, pero eso si, los medios para tomar imágenes lo controlará el ayuntamiento. y suma y sigue, un no parar. 
Mientras el resto de los españoles seguimos obnubilados con asuntos menores, aunque no menores en la importancia individual que cada uno le concede. Por ejemplo tenemos asumido que el deporte rey en España es el fútbol. Hemos ganados el Oro en la copa del Mundo de Gimnasia Rítmica pero pero de eso no he ha enterado nadie. Porque el fútbol llegó un buen día y se quedó hasta arraigar. Ya
sea la selección, primera división o regional preferente.
Pero me malicio yo que el deporte rey de este país no es el fútbol: es la envidia. España es el país con mayor número de envidioso por metro cuadrado del mundo. El primer caso documentado que me viene a la cabeza es el de El Cid que cayó en desgracia frente al Rey Alfonso VI de Castilla precisamente por cumplir sus encargos a la perfección. El resto ya lo saben, hasta el punto que hoy todavía recordamos aquello de "que buen vasallo sería si tuviese buen señor". Después los españoles nos caracterizamos por no conocer e incluso vilipendiar para ocultar los logros individuales. Nos cuestas horrores reconocerlo y muy poco minusvalorar, que es que es una cosa que nos sale sola. En el ámbito militar y a lo largo de nuestra historia hay muchísimos ejemplos más, pero de todo esto esta ya Pérez Reverte para contarlo, y muy bien contado por cierto.
En esto de la envidia, como en todo, hay distintas categorías. La más inicua es la denominada envidia sana, aquella que se dice en voz alta cuando se entera uno de que alguien que conoce ha hecho algo que se sale de lo normal y que es positivo. Este mismo hecho desencadena loa siguiente tipología de envidia. La envidia silenciosa, que supone no hablar ni mencionar absolutamente nada del éxito que despierta la envidia. La nada absoluta, el silencio, porque de lo que no se habla no existe.
Después está la envidia que desata dos tipos de comentarios. Los de despretigio gratuito, aunque sea mentira y que no tienen nada que ver con el logro de la persona, sino con otros hechos de su vida. Las del desprestigio a secas, que pone en cuestión el modo en el que se a obtenido el logro, léase suerte, peloteo,o incluso cosas mucho peores que todo sabemos sin que las escriba.
No crean que la envidia es patrimonio exclusivo del españolito  de a pie. Qué va . La vemos todos los días en todos los ámbitos: en los colegios, en el trabajo, en la familia. En el deporte, sin ir más lejos, ahí tienen la polémica de Rafa Nadal, En política, la envidia está a la orden del día en todo y cada uno de los partidos políticos de este país. No se salva ni uno en el PP, en el PSOE, en IU en Ciudadanos, en Podemos en todos. Porque el clavo que mas sobresale es el que más golpes recibe, Si
es mujer, la envidia incluso se solapará con argumentos de tipo sexual, mucho mas explícito sin en lugar de en el ruedo político o profesional el despelleje tiene lugar tomando una copa o un sentado en una silla de enea a la fresquita, como antiguamente.
Dirán ustedes que es mejor que nos tengan pena. Pues es verdad que nos creemos que España es un país privilegiado, debilidad democrática aparte. Tenemos un gran potencial, pero no despuntamos. No llegamos casi nunca. En otros países tienen arraigada la cultura de engrandecer todo lo que es suyo. Solo hace falta ponerse a ver películas para verlo.Nosotros no. Y en cierta manera somos una nación poderosa precisamente, gracias a la envidia. Fue Otto Von Bismark el que dijo en el siglo XIX
que "España es el país mas fuerte del mundo: lleva queriendo destruirse a si misma y todavía no lo ha conseguido". Los españoles llevamos el auto boicot incrustados en nuestros genes. Por lograr, los
españoles hemos conseguidos lo que parece imposible: que nos envidien fuera por los resultados de nuestra propia envidia.



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