viernes, 11 de marzo de 2016

                                                            DE CALA A AGUABLANCA

En abril de 1982 Felipe González bajó a la mina de Cala (Huelva) para solidarizar con una veintena de minero encerrado en propuesta porque el Gobierno de UCD no daba vía libre al proyecto Presur,
única esperanza de mantener abierta la explotación de mineral de hierro de baja ley, Gonzales les dijo: "Mientras yo sea presidente del Gobierno no se cerrara la mina". Y lo fue seis meses después y, efectivamente, el yacimiento se mantuvo abierto abierto pese que, como sostenía el Ejecutivo anterior, el proyecto Presur (una fabrica de pallets de Fregenal, con mineral de Cala y gas del golfo de Cádiz era inviable. El instituto Nacional de Industria tuvo que quedarse con la mina y los españoles asumir sus perdidas, que llegaron a ser 18 millones de euros anuales. Todos pagamos la demagógica promesa de Gonzalez contra las leyes de mercado a bcambio de un puñado de votos. Treinta y cuatro años después. Susana Díaz y su homologo extremeño ha emulado a Gonzalez yendo a solidarizarse con los mineros de Aguablanca (Monasterio), encerrado porque pesa a la amenaza de cierre sobre loa explotación debido a que el precio del níquel se ha hundido desde el año pasado.
Ninguna empresa cierra una mina rentable, pero tampoco esta dispuesta a arruinarse por mantenerse abierta si no lo es. Díaz y Vara sostienen lo contrario y le traslada el problema al Gobierno del PP para que siga abierta, pero, claro, nunca a costa de sus propios bolsillos. Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirlas. Se socializaron las pérdidas en Cala y ahora, como en Santana motor y tantas otras, ¿también en Aguablanca?.

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