jueves, 14 de abril de 2016

                                                              PADRES FURIBUNDOS

Lo del apuñalamiento al jugador de futbol Samu no es más que una punta de flecha. La violencia está ahí, mamada. No mas tiene que ir a ver a sus hijos practicar un deporte, que aunque sea el más inofensivo y de menos contacto corporal, ya saldrá de debajo de las gradas algún progenitor a darla. Insultan a los contrarios, farfullan y reparten tacos, sin salsa sino agridulce, exponiendo su falta de cultura y la poca educación reinante. Hay gente que no, que pierden y saben perder, que anima aunque se queden afónica y que hace del deporte diversión y enseñanza para los críos. Pero son pocos, porque la mayoría creen que Messi se acostó con su mujer y le engendró un talentillo que ahora le hace babear y transformarse en el diablo de Tasmania, en cuanto no hace las proezas que debiera.
A mi me enseñaron visualmente que el deporte era fascinación , supongo que porque a mi padre gustaba de vivirlo, aún a sus sesentas, espiritud de salmón que iba al ritmo europeo sin saberlo.
Rezó durante toda su vida a las artes marciales, a la halterofilia, al ciclismo y al motociclismo, pasando windsurf, ya casi jubilado. En mi caso no gusté de ninguno, porque con senderismo y natación ya me avivaba. Pero nunca me chillaron desde una grada, ni tube que mirar asustado a padres energúmenos peleándose porque no metiéramos los balones que esperaban en una canasta.
Tampoco tuve que dar mandobles por lo bajini, ni empujar, ni meter codos. Ni mi entrenador me chillo descompuesto, ni dijo que era un flojo revenido, por no encestar por bulerías. Las cosas se están extralimitando, olvidándonos que el deporte es para fascinar, convirtiéndolo en niño que para ganar se queda en ayunas ante de una competición para no pasar de categoría y ganar a cualquier precio. Es lástima que algo tan hermoso, tan divertido y emocionante como es competir en buena lid,
respetar a los demás y luego de terminar seguir siendo amigos, se convierta en lucha campal, originada en las gradas. Los niños no ganan ni pierden, participan y empatizan  y conocen y respetan y aprenden. No son pequeños robots a los que se le da cuerda y ganan competiciones, para
que papá o mamá se quiten fruste de no haberlo hecho cuando ellos tenían la edad que ahora tiene la criatura. No son cromos que intercambia en mitad del partido porque no te satisface como juega , queriendo ganar por prestigio personal y levantarte la moral de trabajo bien hecho, porque son personas en formación, no espartanos, Pero es por lo visto la moda como la moda, como la de pinchar las ruedas de los contrarios cuando el partido no termina a tu gusto, basureando la competición , rebajándola a salvajismo. Como lo de Samu, que no es más que punta de flecha de paleolítico, clavada en el dorsal de un deportista para vergúenza de muchos, que no entienden la competitividad más que vetiendo sangre o insultando o mermando, mamadores de frustaciones, padres malisimos

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