lunes, 4 de abril de 2016

                                                                 RESPETO INSTITUCIONAL

Pocas veces hablo de mi trabajo en esta columna que le escribo pero, en esta ocasión, si quiero dejar, encima de la tribuna del periódico la preocupación que tengo con respecto a lo que se denomina electrosensibilidad, es decir, el perjuicio para la salud que muchos ciudadanos están padeciendo como consecuencia de la proliferación  de ondas electromagnéticas en nuestra sociedad actual.
Es un asunto que llega a la gravedad máxima cuando estamos hablando de personas que tienen esta enfermedad y que, al no ser algo visible, no es valorado por el conjunto de la sociedad ni por las administraciones públicas con competencia en la materia.
Hoy jueves, iniciamos un foro de trabajo sobre este asunto con diferentes vías de colaboración y de petición de colaboración  y de petición. Entre todos, queremos lograr un principio de precaución evitando el wifi en los colegios, en centro educativo y con riguroso criterio técnicos y jurídicos para la instalación de antenas de telefonía.
No se trata de cortar el progreso sino de que se respete el principal derecho a la salud de la ciudadanía. No es que no haya cobertura en ningún sitio, es que las señales que emiten las antenas tengan un máximo de frecuencia. Hay estudios que señalan que más antenas con más baja frecuencia apenas tendría influencia en la salud salvo en los casos más graves. Pero, eso claro, es más caro que lo que se está haciendo actualmente por las empresas de telecomunicaciones.
El Parlamento Europeo está tomando cartas en el asunto a través de una iniciativa que permita una regulación ptroteccionista con respecto a loa exposición de los campos electromagnéticos. Es un paso que se debe dar pero que, dada la burocracia comunitaria puede tardar mucho tiempo si es que sale alguna regulación algún día.
Llevo cierto tiempo viendo documentación  al respecto, tomando información directa de afectados, entre ellos, la persona con la que ayer hablaba y que sufre no soló la enfermedad del conjunto de la sociedad hacia el calvario que está sufriendo.
Les puedo asegurar que se trata de un relato desgarrador digno de cualquier novela. Era una persona con un futuro, con un trabajo, que ahora se encuentra viviendo entre cuatro paredes en pocos metros cuadrados. Un auténtico búnker contra las radiaciones que pueden llegar a provocar importantes crisis de salud.
Por estos luchadores merece la pena seguir peleando, seguir luchando a la hora de conseguir mejoras y el reconocimiento de su enfermedad a la hora de tener protocolo de actuación en hospitales por poner un ejemplo.
Se trata de un foro abierto al conjunto de la ciudadanía a quien quiera aportar ideas y soluciones.
Esperemos que el trabajo que desarrollemos venga a dar luz a un asunto tremendamente grave y del que muchos informes están ya alertado. ¿ No han notado un aumento determinadas benfermedades de un tiempo a esta parte ? ¿Se deberán a las exposiciones electromagnética ? Habrá que seguir investigando porque la tecnología no debe avanzar a costa de la salud de los ciudadanos.


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