OPOSICIÓN NO VENGANZA
Las pasiones humanas son malas consejeras en la política, y en la situación de bloqueo istitucional del país hay algo de personal entre Mariano Rajoy y pedro sanchez. Ambos han llevado demasiado lejos sus asuntos. El presidente en funciones y candidato del PP , se ha resistido a afrontar un debate de investidura que podía perder como si no hubiese lideres autonómico que han pasado por esos trances, y el líder socialista quería ver a Mariano Rajoy humillado en esa sesión. Y llevan desde el 3 de agosto cuando el presidente adquirió un compromiso con el Rey que él mismo puso en duda minutos después de salir de la Zarzuela. Afortunadamente, Ciudadanos ha roto este equilibrio y Rajoy ha aceptado, a regañadientes, ir a una sesión de investidura en la que la palabra la tendrá Pedro Sanchez. La elección del día no es un asunto baladí , esta cargado de intenciones, es el paradigma de lo que nunca debería ser la política: una partida de póquer entre dos a expensas de los ciudadanos. Pero la suma de los escaños de los populares y de los naranjas, más posiblemente el de la diputada canaria, obligan al PSOE de Pedro Sánchez volver a su senda de la responsabilidad de Estado. 170 escaño, a solo seis de la mayoría absoluta, son muchos como para repetir otras elecciones o buscar un candidato alternativo, Los socialistas deben abordar con seriedad esta novedad. Es posible que, al final, el PSOE facilite las abstenciones necesarias, pero también es posible que esté tentado de esperar a los comicios vascos del 25 de septiembre por si el PNV le quita ese peso de encima y es posible que Pedro Sánchez quiera saborear el dulce de la venganza al ver a Rajoy perder una votación, tal como a el le ocurrió a él. Todo esto es lo que se debe evitar. España necesita un proyecto de presupuesto para el 1 de octubre, las cuentas no deben de ser, seria un exceso muy caro, y para ello hay que contar con un Gobierno el próximo mes. ¿Que va a conseguir el PSOE con posponer su decisión? Nada, mas allá de alguna sastisfacción personal, tan dañina como ridícula.
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