lunes, 1 de agosto de 2016

                                                                     MAKING - OF


Quino, el genial dibujante argentino "padre" de Mafalda, creó en una de sus tiras una secuencia en que las viñetas a viñeta el plano se iba abriendo y lo que en principio era una playa al final nos descubría que solo era un reloj de arena que nos terminaba absorbiendo a todos. No puedo evitar recordar ese dibujo cuando llega este tiempo.
No sé si terminaremos como la familia de Mafalda , literalmente engullido por la arena de la playa; me inclino a pensar que lo extraordinario, ahora se ha convertido en cotidiano, sera lo que nos termines alcanzando y nos impregne con una capa que definitivamente nos paralice.
Fuertemente descantado, desilusionado con los grupos, con las entidades empiezo, en realidad vuelvo, a creer en las personas. Si usted querido y paciente lector ha seguido durante esta temporada los artículos de "Cartas a Nacho"  lo habrá comprobado.
La mirada, el foco nos gusta decir a los periodistas, lo he dirigido a la gente. A la más anónima. A la que por distintas circunstancia he conocido. A la que me ha permitido una charla, en lugares a veces, rocambolescos. En otras medidas un café. En algún viaje. También una parada de autobús o en mi lugar de trabajo habitual. Vuelvo a creer en el sujeto. Si nos tenemos que salvar de algo, seremos nosotros como entes individuales los que obremos el milagro.
Ha quedado confirmado  que las entidades, los grupos, solo tienen un objetivo redimirse ellos mismos. Crear estructuras que le permita justificarse. Ser imprescindible y que nos hagan olvidar para lo que originariamente fueron creado.
Sin embargo, cuando pegas el oído lo que te cuenta una persona, puede descubrir  una persona, puede descubrir una aventura. Una lección de superación. Una hazaña, que en el mas absoluto anonimato, le ha permitido crecer y en ocasiones sobrevivir.
He conocido a gentes que lo dejaron todo por amor. Luchas personales que permitieron alcanzar el mayor logro de todos, ser unos mismos. Enamorados de su profesión  que hacen felices a los demás.
Hijos curtidos que tiembalan recordando a su madre fallecida. Gente normal que construyen lecciones de vida. De eso ha tratado una serie de artículos. Estas "Cartas a Nacho" son experiencias
para que otros se ilusionen con el ser humano. Soy un optimista, aún.
Esta temporada he querido mantenerme al margen de la actualidad oficial, esa que nos absorbe, esa que nos engulle y que quiere llevarnos al deposito contrario del reloj. Les debía una explicación y una relectura "1984" de Orwell. Soy un afortunado he conocido a héroes.

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