martes, 31 de mayo de 2016

                                                            SE ABRIÓ EL MELÓN
Nos hemos enterados por Bruselas, no por un comunicado del presidente del Gobierno de España, que el que lo escribió: "En la segunda mitad del año, una vez que haya un nuevo Gobierno estamos dispuesto a adoptar nuevas medidas" avisa Rajoy al presidente de la Comisión Europea, Juncker. Lo que hay tras el anuncio de "nuevas medidas" -es como todo el mundo ha entendido- mas recortes. El melón de la agenda oculta no se abrió en España sino en Bruselas.
Los recortes son ya como el pan nuestro de cada día pero lo que no se entendía el programa previo a esta carta que contaba Rajoy en su comparecencia  como líder del Partido Popular. Prometía la imposible cuadratura del circulo de no hacer recortes algunos -se entiende después de los ya realizado y bajar, al mismo tiempo, los impuestos y reducir el déficit español que era el motivo de la carta de Juncker para que la Unión Europea no multara a España por haberse excedido en el déficit.
Los reproches de Bruselas son evidentes, pero no han querido hacer sangre porque estamos en campaña electoral -ya parece que permanente- aunque no tragan el discurso popular sabiendo que en Bruselas la rebaja fiscal preelectoral de 2015 cayó como un tiro porque la hacia un gobierno que contabilizaba el segundo mayor déficit de la Unión , tras Grecias, y con una deuda publica del 100% del PIB y, sin embargo una presión fiscal por debajo de la media Europea.
Las cuentas tienen que cuadrar por eso es más creíble -aunque guste menos- decir que, por ejemplo, asegurar las pensiones exige, así lo propone el PSOE, ingresos extraordinarios que o provienen a los impuestos o de un vuelco en el mercado de trabajo, con más cotizantes y con mejores sueldos, uníca forma de mejorar la finanza de la Seguridad Social.
Hay un golpe bajo -e incierto-  en la carta de Rajoy cuando culpa a las comunidades autónomas  del aumento del déficit. Excusa de mal pagador en la creencia de que la carta quedaría oculta. La transparencia de la UE o la simple filtración de la carta ha dejado al descubierto la injusticia, que la Junta de Andalucía lleva denunciando años.

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