domingo, 22 de mayo de 2016

                                                                  CERO COMENTARIOS

La opinión se mueve como se quiere y se lavan las caras en épocas electorales. Somos ya todos teleadictos, tanto, tanto que se nos hace una velada sin enchufar el plasma un rato. En los centros sociales, está ahí, aunque nadie la vea  y no se apaga gozando de más respeto que a los mayores o las madres o los necesitados, que son a veces tan transparente que pasamos de ellos como si no existieran.
Perdóneme, pero creo menos en los políticos que en aquellos que empiezan las frases con insultos y acto seguido predican la parrafanda de "Yo a ti te he echo ningún daño hasta ahora, que yo sepa".
La gente es ingrata y estúpida, pero hay que tolerarlo por que no estamos en el apocalipsis  y aún  no han empezado a pesarnos los pecados, porque los cuervos negros que los portaban llevan  luchando contra la extinción y los pesticida, los que les va de vida.
El plasma está ahí en nuestra cotidianeidad y nos envías imágenes de campamentos de refugiados que nos dan exactamente igual, pero he aquí  que si lo personalizamos  y vemos a un crío enfermo 
nos enerva la dignidad y nos sentimos próceres de la bondad universal, porque hemos redimidos de miseria  un ápice de arena.
Nos están dando papillas diluida  mensajes  subliminares y atontamiento perpetuo porque se acabarán las lluvias  y llegará el verano votaremos y nos quedará septiembre para arrepentirnos por otro cuatros años, que nunca cueces las habas a gusto de todos, y las más de las veces al de ningunos. Este año agosto se pondrá aún más las pilas y también  julio, que haremos como los niños y nos apretaremos la faja hasta el 26 de junio y después cerraremos los ojos y nos tiraremos de la catarata con la grupa enfilada y sin saber dónde pararemos.
Estoy terriblemente cansado de idioteces, mamones encurtidos en caras de inocencia, en babosas rectilíneas que pajean la cara con medias, como los ladrones de películas de los cuarentas .
Estoy hasta las reverencias, y solo estamos a mitad de mayo, acabando las comuniones, con madre hieráticas, apañadoras a modo de paseillo de manualidades y cocinería, de poner dinero donde no lo hay, para salir por la puerta grande a modo de paseillo. La abuela irá enchaquetada, la madre suspirante, el padre distraído y el que se convierte hecho unos mares, seguido de chiquería , curiosos y roba lineas como yo, escondido en los alrededores.
Está todo en el plasma, hasta la mala hostia de algunos que solo miran por sus nalgas, enjaretando la mala baba con inspirada sonrisa y musitando "qué pena, qué pena" cuando el insultado sale rana y le muestra un espejo para que vea su cadavérica cara. Muertos sociales de quita y pon, esotérica figura que componen un esperpento de maldades y bellaquería, que la opinión es lo que prima y el qué dirán y lo verán, porque los pecados no se pesan ya, porque los cuervos han volados y pasado de nosotros que miramos el plasma y rezamos.

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