lunes, 28 de noviembre de 2016

                                                        EL RESPECTO ENTRE COMUNIDADES

Las recientes declaraciones de la presidenta de Madrid, Cristina Cifuente, en las que aludía que los ciudadanos de su región están pagando la educación y la sanidad a los andaluces, viene a sumarse
una larga lista de agravio y desprecio hacia nuestra comunidad por parte de los políticos de diferentes signo y procedencia geográfica en los últimos años. Antes que Cifuente dirigentes como Esperanza Aguirre, Jose Antonio Monago, Ana Mato, Josep Antoni Duran Lleida, Aleix Vidal-quadra o Joan  Puigcercós, por poner algunos ejemplos, se han despachado a gusto contra Andalucía, bien tirando de tópico o de informaciones sesgada, para provecho político propio. Declaraciones que ayudan bien poco a la convivencia y vertebrar un país.Es preocupante este recurrente ataque hacia la comunidad andaluza -generalmente con el tópico de ser una región subsidiada- por parte de personalidades política a las que supone un mínimo de responsabilidad, educación y respecto. Parece claro que estamos ante un claro uso partidista de la imagen equivocada que se sigue teniendo de Andalucía en muchas regiones. Hay que denunciarlo en todo momento, en ocasiones y en función de la gravedad llevándolo a las más altas instituciones si es necesario para que quede constancia del
rechazo . Han sido ya varios los políticos de otras comunidades que han sido reprobados por el Parlamento a raíz de sus declaraciones atentatorias contra la dignidad de los andaluces en una medida que tiene mucho de testimonial y simbólico porque es cierto que en la practica se traduce en poco: a la vista está que no han servido para que acaben esos excesos verbales. Porque tampoco conviene caer por sistema en el  victimismo, que ha veces también es aprovechado por muchos políticos para esconder otros problemas. Es evidente que se puede hacer mejor las cosas desde aquí para que esas conductas y actitudes queden desterrada para siempre. Y la mejor forma de darle la vuelta a esas lecturas falsa e interesada sobre la realidad de Andalucía es trabajar por el progreso  de nuestra comunidad, logrando metas que acaben de una vez con los tópicos que, por cierto a veces también algunos andaluces contribuyen a perpetuar. En este sentido, el cambio de mentalidad ha de comenzar por nosotros mismos. Proyectar una imagen de Andalucía bien diferente a la que tanto daño nos ha hecho históricamente ha de ser una tarea de todos, de quien nos gobiernan y de quienes están en la oposición  de los andaluces que están aquí y de los que están fuera dejando a un lado complejos del pasado y ganándonos el respecto que algunos nos debieron perder.

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