martes, 20 de octubre de 2015

SEXO A GRANEL

En los días que se buscaba un trabajo y no se encuentra, se tira de lo que sea. Asistimos a reuniones de magdalenas  con forma y colores inauditos que luego venden a la docena.
Nos tomamos un café pasándonos utensilios de plástico que nuestra abuela desecharían por caros y feos, todo para dárnos las de modernos, cuando en realidad es negocio de miseros euros con los que
sacar resuello.
A la moda ya se nos unió hace mucho los taper-sex, reuniones en casas donde habla de la grandeza animal que dispensa las parejas, a la risa y al canto bobo de utensilios que dejaron a la euforia de los años treinta en paños menores.
No es que estemos en contra de la sexualidad, sobre todo porque no estamos en contra de la libertad de hacer cada uno lo que le parezca, siempre que no jorobe al de al lado a poco que se menee.
Lo que debe pasar a la máquina de la cotidianidad es que la cruz de las monjas educando, nos dejó el raigón clavado dentro y ahora asoma por la punta sacándonos la mala uva de tanta tonta dándose de Mata Hari.
Puede ser también que se nos hinche las narices pensando en consoladores y cremas retardantes , pidiendo el primer café de la mañana, solo segundos despues de haber dejado a los niños en el colegio. Que son ganas de mezclar dulces con salados y vagina con látex tan temprano con el aliento aún sin desvirgar. El sexo no es caridad que echarte a la boca presumiendo de las dimensiones de tu legitimo, rompedor de anillos genitales e igualador de botellínes de resfresco de litro y medio. Es más bien festividad mas allá de los fines de semanas, de laboriosa complicidad entre personas libres y entregadas, a la cama de darse placer mutuo.
Debemos ser gatunos de primera, los que nos gusta la privacidad  y el amar en privado, porque el tema nos escancia y nos recoge las ganas y nos acordamos de la ultima reunión, temblando, cuando una de las congregadas salió andando a cuatro ancas simulando carreras tras un consolador anal.
La vida esta hecha de retales como buena colcha de patcwork y hay quien cree que tiene la pieza completa del almacén de Merchán y solo es carne de mercadillo con tela apolillada y vieja.
Seremos viejos de andar por casa, para más anotar la matricula, vieja, pero pasamos de esa necedades como de la peseta, buscando tiempo para usar el vibrador mental en la ultima de Almenábar que nos da blanco y negro, regalados.
También nos pone cantidad el leer hasta que se nos pesen las pestañas, que como las ventilamos tampoco en esos menesteres, nos da más placer contenido que hacer gárgaras con elixires bucales de nombre innombrables, facedores de entuertos peniticios, que no está el horno para bollo del tamaño de una cocacola de litro y medio.

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