A GOLPE DE JUZGADO

Algo tenemos que estar haciendo cuando cualquier fallo del sistema tiene que terminar dirimiéndolo un tribunal de Justicia. Soy bastante defensor de la neutralidad e imparcialidad de la Justicia pero no tanto del uso que se hace de ella, que al final, si no la corrompe, si termina por diluir esa distancia de lo emocional que debe tener cualquier aplicador de la Ley. Viene a cuento por la salida que ha tenido la Delegación de Educación, que no cuestiono, para solventar el conflicto que ha llevado a un padre a ponerse en huelga de hambre exigiendo los recursos educativos que considera que necesita su hijo. En medio del cruce de acusaciones y con una recogida de apoyo al padre bastante considerable, la Administración -le ha faltado llamar chantaje a las protestas- ha recurrido a la Justicia para que sea ella quien decida quien tiene razón  aquí. Quizás ha llegado el momento en el que deba ser alguien externo e imparcial el que decida pero, irremediablemente me asalta la pregunta: ¿tan incapaz es el administrador de administrar el sistema y de solventar un fallo -sin cuestionarme de quien es la culpa- que no puede alcanzar una solución y debe tirar de una Justicia
ya de por sí saturada?.
No es el único caso en que la justicia tiene un papel relevante cuando la administración es incapaz de dar solución al administrador. También esta siendo el juzgado el eje de las idas y venidas en el caso de la niña de Santiago de Compostela, cuyos padres reclaman que se le deje de administrar el tratamiento paliativo que consideran innecesario. Con una legislación especifica sobre muerte digna
en Galicia, la familia de la menor y los facultativos del hospital son incapaces de solventar una problemática a la que la norma debería dar respuesta. Y aun así, sera la justicia, basándose en las leyes, la que determine qué ocurrirá con esa pequeña.
Si hay casos en la vida diaria que no son tan extremos -obligar a un multado a recurrir a un contencioso aún sabiendo un Ayuntamiento que la sanción es nula de pleno derecho-, hay otros que claman al cielo. Permitir que un laboratorio se vaya de rositas cuando han reconocido en toda Europa ser responsables de malformaciones y dejar en la estacada a cientos de enfermos de la talidomina es, sin duda el ejemplo de que la Justicia no siempre es justa.