Por eso, las autoridades marroquíes no pueden permanecer impasible ante el acoso que los pescadores gaditanos están sufriendo en sus caladeros por parte de sus colegas del país alauita.
Después de los meses de espera, de las trabas por detalle insignificante, ahora se vuelve a poner problemas desde el lado marroquí, con las licencias pagadas y toda la documentación en orden. Desconocemos las supuestas motivaciones de estos sabotajes y presiones y si parten de la iniciativa de los propios hombres del mar marroquí o están instigados desde otro ámbitos. A priori parece bastante improbable que, con toda la publicidad que se ha dado al acuerdo y la transcendencia que tienen los pescadores marroquíes no estuviesen al tanto de sus condiciones ni de las implicaciones diplomáticas que tienen sus acciones. Lo que esta claro que deben terminar en aras de preservar un acuerdo que ha costado tres años conseguir. Es hora de que el gobierno español se ponga las pilas e inste a las autoridades marroquí a que, de una vez por todas, estos atropellos y tomadura de pelo que llegan desde el otro lado del Estrecho. Los pescadores han demostrado mucha paciencia, pero todo tiene un limite.
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