lunes, 2 de junio de 2014

PORTADAS

Es dificil desmadejar las tripas, para esforzar una sonrisa. Es dificil, estar alegre cuando echan gentes de sus casas y ya la historia nos aburre, porque no nos llega, más que para agriernos la mirada. Pero nos curamos las lagañas y miramos para otro lado, a las europeas y al poder que se corrompe a trozos, porque la poltronas tienen huco para el reposo de las nalgas, que rezuman savia bendecida. Y nadie dimite y las portadas siguen cambiando caras y envejecemos y penamos calles y  penamos calles y sorteamos traficos y hacemos huecos de estrogenos y papilas gustativas, para los que ocuparán, nuestro sitio mañana. Parecederos somos y en estanteria rebajadas nos veremos, con la sanidad maltratada, los votos resquebrajado y los imbeciles primeros de lista, aterrorizados, de que la encuestas le situén, donde se le puede echar la pata. Paz ganó el bote, justo el dia que mi hijo estaba ingresado y despues de seguirla un mazo, mi hija y yo, no pudimos verla, completando el rosco de Pasapalabra. La niña se duerme arrullada por el eco de las acertadas y me mira y me dice,
"te las sabes todas, debería ir" mirando de reojo la pantalla. Pero no sabes nada, mi pequeñita, por  eso lo dices, el miedo escenico, ni de la timidez mamada. Porque yo ya veia portada en los tiempos en los que mi madre iba a misa a San Francisco y me quedaba en las puertas arqueadas, en los habitos franciscanos que parecian pajas andantes, en las sandalias, en los muros blanqueados y en el rictus de locos, que tenian los martires en penas, elevados. Puede que la vida haya cambiado, pero seguro que el sol que se ciega, la luna que vela y los arboles cortados, no ha cambiado, si acaso, como el tiempo, dan saltos. Y es que las portadas se suceden, porque son prensa y es facil perdérsela entre las llemas de los dedos, antaño tocándosela y embarrandote las manos de tinta negra y ahora empujando los gigitalismo con las ranuras impresas, en nuestra huellas. Hemos cambiado nosotros, que no nos vemos, sino en las fotos de face, esos, los que tienen self9lismo y se retratan como ante con los frotografos  a la fuga de voluntades renuentes, con caballitos en ristre y cámaras que pesaban un kintal, en las espaldas, a pie de subida de la Alameda, con vapores de mar antiguon hastiado por la tristeza de ver a los fenicios, hacerse calicha en su tierra. Ahora convergemo  y suspiramos, esperamos colas y vegetamos, nos hacemos carne y hueso y ya no soñamos, más conque haya traajo, como si eso fuera una demencia de santo franciscano y no un proposito de enmienda. Porque no nos enmendamos, ni tenemos fundamento, más que el de fugarnos de esta portada impresa en tres D, que no amamos, con gente llorada, por perder necropolis que albergue su esencia.




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