sábado, 5 de septiembre de 2015

UNA DESPEDIDA TRISTE

Un partido político andaluz va a tomar próximamente una decisión infrecuente disolverse. De esta forma no es un hecho único porque cuando comenzó la restauración democrática en España se produjo un fenómeno que fue denominado "sopa de letras" por la cantidad de siglas nuevas, con comunicados, comités, Congreso y candidato que inundaron las páginas de los periódicos. Aquello sucedió entre 1977 y 1979. Las dos primeras elecciones democráticas a las Cortes Generales y a los ayuntamientos de toda España significaron que la la población - mediante el voto- hizo un cruel cernido de candidatos y partidos. He escrito cruel porque muchos de los hombres que componían aquellos partidos habían luchado contra la dictadura y merecieron mejor favor del electorado.
El 12 de septiembre, en Málaga un partido que aún cuenta con 319 concejales en Andalucía dice adiós a su actividad como partido.
El Partido Andalucista (PA) se disuelve. Empezó llamándose Partido Socialista Andaluz (PSA) y llegó a tener 5 diputados en el Congreso en 1979. 10 diputados en el Parlamento de Andalucía y dos consejeros en el Gobierno andaluz y gobernaron en ciudades importantes como Sevilla, Jerez, San Fernando y Algeciras. Hasta consiguió dos dos diputados en el Parlamento de Cataluña.
Ahora se puede hacer todo tipo de interpretaciones. parece que, al fin, todas las corrientes y tendencia del partido se han puesto de acuerdo en algo. La pena es que haya tardado tanto esta unanimidad y que se haya alcanzado justamente para lograr una decisión tan triste.
Las escisiones, los personalismos y enfrentamientos entre sus líderes, su acomodación con tintes de oportunismo y sus bandazos entre su origen de izquierda de izquierda y su alianza con la derecha los dejo sin alma y sin el relato épico que necesita todo partido y mas los que son mayoritarios.
Sus portavoces dicen que el PA ha acabado  pero el andalucismo no. Es cierto que Blas Infante está 
en el Estatuto, la idea y la historia de Andalucía en toda la cadena educativa y el régimen casi federal que tiene nuestro sistema político hace a los partidos  muy dependiente de sus propias direcciones andaluzas, pero no es menos verdad que significa el cierre de una cierta manera de discrepar entre los andaluces sobre nosotros mismos, y por tanto una perdida irreparable para Andalucia.

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