pedir para poder servir. Los derechos van por otro lado.
Ante el lío mediático que se montó el Obispo Zornoza pidió criterio al dicasterio correspondiente que contestó: "El mismo comportamiento transexual revela de forma publica una actitud opuesta a la exigencia moral de resolver el propio problema de identidad sexual según la verdad del propio sexo". Meridianamente claro. Y sigue la nota "por tanto resulta evidente que esta persona no poseer el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino". Y como para acallar tantas criticas concluye: "No se ve en ello una discriminación, si no solamente el reconocimiento de una
objetividad falta de los requisitos que por su naturaleza son necesarios para asumir la responsabilidad de ser padrino". Ya se ve que esto del transexual es como lo del transiberiano. Que
te da de lleno en el morro. Resulta que una persona nace mujer pero por las patologías psicológicas que sean, traumas infantiles, etcétera, en un momento determinado dice que se siente hombre, y en vez de arreglar lo psicológico, cambia todo lo demás, hasta la anatomía para satifacer su obsesión.
Dice el Papa Francisco que "no es sana una actitud que pretenda cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma.
Una persona que va a ser padrino en la fe debe vivir esta coherencia. El padrino no es el que paga el convite, ni el que hace las gracias de turno en la fiesta. Es un cristiano que ayuda a los padres del bautizado a transmitir y a vivir la fe en Jesucristo para que el nuevo miembro de la Iglesia tenga un referente. La Iglesia es una sociedad de servicio. Nadie se enfada porque le digan que ese no es su servicio, sino otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario