sábado, 11 de junio de 2016

                                                             ¡APAÑADOS VAMOS!

A veces me gustaría separarme tanto de la realidad como lo hacen los políticos españoles, me gustaría poder decir que la vida de mis vecinos es mejor que hace unos años, que se ha superado la crisis, que el paro está dejando de ser un problema, que tengo los remedios que van a hacer posible que todos tengamos una vida digna, y así un largo ecétera. Pero cuando miro a mi alrededor la sociedad es tan distinta a como la pinta algunos, que me sorprende que aún se pueda confiar en ellos. Por ejemplo, las encuestas que se equivocan seguro, pero que al final marcan mucho el camino del destino final del voto, dicen que volverá a ganar el PP. Y ahí es donde empiezo a tener duda de donde vivo, porque a lo mejor no vivo en España y como no hablo tanto de otros países, quizá mi voto vaya para otro lado, ya no lo sé. No puedo entender que un partido que nos ha llevado a superar el 100% de deuda de nuestro PIB que nos as asfixiado a impuesto a los trabajadores, que han llevado a cabo la política mas regresiva en cuanto a derechos, que nos aplica los recortes exigido por Europa y que financia con dinero público a la banca, además de ser el primer partido procesado por corrupción en este país, pueda seguir siendo la primera fuerza política, es como si los españoles fuésemos masoquista, como si nos gustara que nos dieran con el látigo, como si verdaderamente nos diera igual quien este en el gobierno. Es como un síndrome de Estocolmo, queremos a quien nos hace sufrir y a quien nos tiene secuestrado y lo hemos vivido en primera persona, en Cádiz sin ir mas lejos, representantes de colectivos prefieren un gobierno del PP que repartía aleatoriamente subvenciones y pagaba fiestas a las asociaciones, en vez de un tejido asociativo preocupado por lo que sucede en el barrio y de cómo mejorar la situación de su entorno, ni que decir tiene que las ideologías de esos representantes no son afines con el gobierno municipal
actual, y supongo que eso también influye. No sé si es que ellos también viven esa realidad paralela en la que viven los políticos de turno, esos políticos de siempre que se reparten casos de corrupción y
poder en las administraciones, aferrándose al sillón como si fuera propio y que mantienen en silencio a esos vecinos con migajas subvencionables y promesas de futuro puesto en listas electorales, esa realidad virtual es tan peligrosa como corrosiva y lo peor es que, al parecer, muchos quieren que se convierta en el día a día. ¡Apañados vamos!.

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