lunes, 25 de noviembre de 2013

MEDIO SIGLO DEL MAGNICIDIO

El 22 de noviembre de 1963 fallecía asesinado en Dallas el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, John FitzGerald Kennedy. El contexto histórico en el que se produjo, el carisma del personaje y el aura de conspiración que rodea el caso hacen que la magnitud y el alcance del magnicidio aún sigan resonando con fuerza en la actualidad. JFK gobernó durante 1.032 turbulentos días, en plena escalada de la Guerra Fria con la Unión Sovietica. Su corto mandato supuso un cambio radical en la forma de hacer política tanto por sus actuaciones como por las formas. Sus medidas favorecieron la salida del país del estancamiento económico, avanzar en los derechos civiles e impulsar la carrera espacial. Sus discursos han pasado a la posteridad y supo explotar su imagen como nadie con la ayuda de su mujer Jacqueline. Sin embargo, su periodo en la Casa Blanca dista mucho del perfeccionismo que siempre evoca un repentino  y trágico fallecimiento. Aquello no fue Camelot, como muchos creen. Kennedy tuvo sus sombras. Sus numerosísimas infidelidades y su trato con la mafia (no dudó en pactar con ella para organizar la fallida invasión de Cuba en bahía de Cochinos) le hubiera costado el puesto en su momento  de haber trascendido al publico. Tal día como hoy dos balas acabaron con su vida. Pero ello no supuso que su luz se apagara, al contrario, su trágico final acrecentó la leyenda de una figura trascendental con la que no podría entenderse el siglo XX.

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