lunes, 11 de noviembre de 2013

LA LOCURA EN LA POLITICA

Pertenezco a una generación de revolucionarios, es decir, de psicópatas decididos a acelerar la historia atendiendo a normas - espirituales o seudacientificas, que de todo ha habido - dictadas por un dios interior ansiosa, severa y enerquimenica.
Mi primera juventud paso entre los setentas y los setentas. La fiebre revolucionaria empezó a maínar alrededor  de 1980 y se hundio definitivamente en 1989. Nos adaptamos a la despreciada democracia formal. O sea, dejamos de ser de izquierda, hasta los que siguen jurando ser muy de izquierda sin darse cuenta de que están a la derecha de la derecha, en la reacción jura y dura.
Nacimos o crecimos en dictadura de las largas. Mejor no indagar aquí acerca de la preparación democrática. Día a día voy viendo que hemos cambiado la locura por la estupidez, comprendo que la crisis, que nadie ha explicado satifactoriaménte hasta el momento, importa ciertas prisas, pero no demasiada por si misma salta por encima de las normativas constitucionales de cada caso.
El presidente Rajoy se ha desvivido estos días por dar la mejor imagen posible de España, es decir, de nosotros. No quiere, no queremos, ser intervenidos. No quieren ni queremos que se interrumpa el ciclo democrático en este país y los resultados de un proceso electoral largamente esperado se verán cuestionados y se introduzca un vigilante en Moncloa, de tapadillo o al estilo Monti, este señor que, dicho sea de paso, no tuvo mas remedio que invitar a Mariano a Roma porque a los demás les parecio que era lo único de recibo, no porque a el se le apeteciera: el es como es, un tecnócrata autoritario que no cree en absoluto en la democracia y preferiría sin duda el gobierno perpetuo de los sabios (como el).
La amenaza que ocupa la Unión Europea.
Creo que falta una pizca de locura, solo como antídoto para la epidemia de la estupidez que se nos avecina. No una locura como la del siglo pasado, que era forma de la estupidez disimulada por la violencia. Dicen los clásicos que la política ha de ser, en lo posible arte, arte de prudencia, virtud que, como todos sabemos, brilla en nuestro presidente.
Prudencia, no estulticia.
Y ahora a las ultimas noticias según el señor Rubalcaba, mucho ojo que el PSOE vuelve que horror cuando deberían desaparecer todos ellos, no solo ellos sino desde el PP hasta IU, que tranquila quedaría España y todos los españoles.

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