miércoles, 10 de mayo de 2017

TRUMP Y LA PRENSA

                                                             TRUM Y LA PRENSA

Que Donald Trump  se lleva fatal con la prensa (con la que habla mal de el, para ser exacto) no es una noticia bomba. Por eso se presenta como una sobredosis de ego o como intolerancia del presidente a la critica. Ego tiene, desde luego, pero seriamos muy iluso si pensamos que haces las cosas a bote pronto sin sopesarlas. Tras tanta fanfarria  y fuegos artificiales, hay un cambio de paradigma.
Cuando el entonce príncipe de Asturia se casó con la entonce Letizia Ortiz escribí un articulo en el que sostenia que no era un matrimonio tan desigual. Siendo Letizia  una periodista reconocida y prestigiosa, no anónima como si hubiese sido la hija de cualquier conde o marqués del montón, el heredero hacia, enamoramiento aparte, una alianza de poder, pues el, cuyo trono depende tanto de la opinión publica, se casaba con un icono del todopoderoso cuarto poder. El  poeta Miuguel d"Ors escribió que Letizia Ortiz cambio de lado en los telediarios; y esa imagen genial connotaba un cambio de estado de milímetros y en horizontal.
Fue el cénit del cuarto poder. Desde entonces, se ha precipitado los acontecimientos. Las redes sociales ha permitido un salto con red a los políticos que se saltan a los medios de en medio. El fin de llegar al publico se logra sin pagar el derecho de pontazgo de los periódicos. Por eso, el poder del cuarto idem ya no esta en el podio. La diversidad de los medios hace el resto: elpublicobusca la fuente de noticias más afín ideológicamente, desactivando desde dentro los mecanismos de la formación de opinión.
Esto explica, sin  tener que tomarlo como un tontiloco, que Trump se permita tanto desaire. El penúltimo es de aúpa. Ha sido el primer presidente de los Estados Unidos en pasar de ir a la cena de los corresponsales. Y en 1981 Ronald Reagan no fue porque estaba recuperándose de un atentado, nada menos. Ahora, Trump no ha ido porque no le dio la gana, contraprogramó  un acto en Pensilvania  y se felicito por estar a 100 millas de Washinton. Ha dicho, mas chulo que un ocho
"Allí hay un grupo de actores de Hollywood y periodistas consolándose unos a otros". Y cortó a la mitad una entrevista.
Quienes creemos en el papel de la prensa no podemos permitirnos tanta queja ni tanto autoconsuelo automático . Los medios tienen que encontrar los remedios (rigor calidad literaria apasionadamente)para volver a ser a ser indespensable. Llorar no sirve.

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