miércoles, 21 de diciembre de 2016

                                                               LOS NUEVOS BOHEMIOS

Vaya por delante la anécdota: el rector de la universidad publica Rey  Juan Carlos (URJU), el catedrático Fernando Suarez Bilbao ha sido acusado de plagio. Al parecer, varios profesores y doctorados han visto literalmente reproducidos sus trabajos en obras firmadas por tan eximia autoridad. Les ahorro por peregrina, las explicaciones del presunto amanuense.
Más allá del escándalo, de consecuencia todavía por determinar, el hecho revela meses presente y graves de la universidad española. No es el menor esa concepción en virtud de la cual el combustible
básico para avanzar en la carrera académica es publicar, rellenar paginas y paginas que, con frecuencia no interesa a sus propios redactores. Esta es la linea en la que ahonda los nuevos criterios de la Agencia Nacional  de Evaluación  de la Calidad y Acreditación,  (Aneca), filtro maximo que da y quita salvoconducto para salir de la indigencia profesoral.
Despreciando, aún más, el valor de las habilidades  docente (esto es, del núcleo de la función social que la universidad asume), la llave de la estabilidad y del ascenso se entrega a la diarrea escribidora.
El modelo, equivocado, , seria hasta discutible  si no hubiese truco: sólo se valoran aquellos paper que aparecen en determinadas editoriales o revistas; a ellas, a su vez, sólo se accede previa mediación  realizada por garante de las redes de poder dominantes. Dicho de otro modo: o tragas y escribes lo que le gusta y donde les gustas o, aunque tu labor sea excepcional estarás condenado a una vida misera. Lo destacaba no hace mucho el ex profesor. Andres Villena:  esas revistas que son casi exclusivamente valoradas en las evaluaciones "están controlada por los mismos modelos teóricos, de manera que producir algo diferente y que sea publicado se convierte en tarea improbable". De ahí al monopolio ideológico, para desgracia de la verdadera ciencia, hay un pequeñísimo paso.
En tales condiciones, ser profesor universitario hoy-lo afirma el periodista especializado Esteban Hernandez- supone aceptar  principios tradicionales de la bohemia artística: hay que canjear , incluso a costas de tus propias ideas, ritmo y hambre, años de inestabilidad financiera y personal 
por un hipotético éxito, nacido más de la docilidad y del sometimiento que del auténtico talento.
Que con un pan se la coman: esta universidad mendicante, burocrática  e hiprecotrolada  ya no es la mia, suerte que uno tiene.
                                                                                                                                                                                                                                                            

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