jueves, 15 de diciembre de 2016

                                                     EL HOMBRE INVISIBLE Y NUESTRA NAVIDAD

El pasado día 23 publicada  nuestro diario del descubrimiento del cadáver bajo una manta, de un hombre cuya identidad se desconocía en el portal de una sucursal bancaria de la Avenida Ramón de Carranza en nuestra ciudad, donde al parecer pernoctaba, como tantos otros lo hacen en la calles y plazas por carecer de un techo en cobijarse.
Si impactante pudiera ser la noticia mas lo era con la fotografía del sin hogar y sobre todo tras la lectura del magistral articulo de Pedro M. Espinosa que nos la daba a conocer.
Articulo, noticia y reflexión conmovedora. Grito desgarrador a modo de llamada para nuestra dormidas conciencias  pues como nos decía su autor, "todos somos culpables" añadiendo "del primero al ultimo". Con toda la razón  pues no se trata de un ciudadano del mal llamado tercer o cuatro mundo, sino de una Europa moderna y democrática, crisol de derecho y libertades a la que cada día llegan miles de emigrantes huyendo del terror y del hambre, en busca de un mundo mejor.
Y es que además, este  luctuoso  hecho a modo de duro aldabonazo, se produce en vísperas de las próximas fiestas navideñas,en las que tras opípara comidas, reciproco regalos y parabienes, todos nos deseamos un feliz prospero año venidero.
Lo cual estaría muy bien, si volviéramos nuestra mirada a los portales de los cajeros, para cruzarlas con aquellos a los que llamamos indigentes que de día jalonan cada trecho  de nuestras principales avenida y calles mendigando una ayuda de noche esconden sus miserias bajo la soledad de unos cartones o de una manta.
Navidad, si, pero dándonos a los demás y extendiendo nuestras manos, como hacen  cmo cada anochecer ese grupo de personas que bajo el lema de Calor en la Noche de manera anónima, abnegada y valiente  llevan a estas personas no solo humano que necesitan, sobre todo cariño y compañía compartiendo sus soledades y desesperanzas.
Esto si que saben de celebraciones navideña, pues lo hacen recordando con su labor, a unos pastores
y a unos magos, que hace ya mas de dos mil años, se acercaron a una pareja  que también sin techo ni hogar, junto a su hijo recién nacido ocupaban una cueva en la fría noche noche de Bélen en Judea


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