viernes, 4 de diciembre de 2015

                                                NAVIDAD CALENTITA

Pues tengamos la Navidad calentita porque Cataluña es un jeroglífico que ningún ratón se salta. La corrupción es lo que tiene, gente entrando y saliendo de juzgados, peripuestos, aventajados unos y otros contrahechos. Intentamos cada día vernos lo bueno, como Chary Arjonilla que presume de pies, porque los tiene en el suelo. Es dificíl no se crean que este país de mascamosca y no habrá para nada, pero sí para aparentar, que el dieciséis lo llevamos en vena y abriendo entonces los balcones a la calle para estar al tanto, de lo que los paseantes hacían.
No es que seamos cotillas es que no nos gusta saber y queremos estar a la última, que da igual como se llame la reliquia, cumpleaños o fiesta pijama, porque los dolientes no van a ser menos que la inmensa y tonta mayoría.
Nos damos trompicones contra los muebles y nos salen cardenales apostando, hasta en la sopa, que es ranchera y cortíta, porque llevamos a sacos el ir a la moda y que los niños luzcan galas en las competiciones deportivas. Grita  más el que menos puede y se enorgullece el chulo, el bacalao y la mema, que no la ida, que esa va a su rollo de preguntas sin respuesta.
Hay desamor por todas partes y como las cuentas no salen cambiamos de pareja, que lo nuevo siempre atrae, como escoba con la etiqueta puesta.
Hay mucho soltero revenido a la búsqueda de la incauta, de la que resiste y aguanta, de la culo prieto y tetas arriba. Hay muchas abandonadas a pies de colegio, amargada, constreñida y sola con la sonrisa congelada, mirando irse a los niños en la fila. Luego quedan los cafés, las charlas insustanciales, y verlo todo como deja vu, que comuniones hay todos los años, porque parece que estamos en el día de la marmota. Lo mismo es la verdad porque Pujoles habrá siempre, entrando y saliendo de juzgado.
Cataluña es un jeroglífico que no se cae de lejos, que se nos persigan por el plasma y que nos da muy igual cuando falta el trabajo, el dinero, la diversión y un amor que nos eche fuego en las mantas.
Con suerte tendremos unas navidades calentita con imagen congelada de Doña Manolita, con la Esteban en pepitoria y Mas cantando al ritmo del lago de los Cisnes.
Con suerte merecemos vacaciones por palabras, con turrones sin azúcar que sepan bien y encima ni engorden, que es meta cotidiana no hacer ni el huevo, comer a buffet de rajá y pesar como los ángeles.
Pobres de todos nosotros que somos tan yermos, caduco de cuerpo entero, ahí leyendito muy peripuesto, con nuestro intelecto tan tieso. Mientras, nuestras vidas se nos va, como marmota ladina, volteándose para volverse a encontrar, sin que en realidad haya nada, mas que una nueva arruga que nos nació en mitad de la cara. No hay mal que no arregle, un pegote de esperanza.

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