En un sistema político como el nuestro no formar gobierno el que gana las elecciones, sino quien logra más apoyo en el parlamento.
Susana Díaz aprovechó la recepción en el congreso por el Día de la Constitución para lanzar un doble mensaje, que el auditorio interpretó dirigido al líder de su partido, Pedro Sanchez ella siempre sale a ganar las elecciones y el partido ganador es el que debe (intentar) formar gobierno. La presidenta de la Junta ha tratado diferenciarse, una vez más de su secretario general, que parece haber asumido las encuestas que auguran una debacle socialista, con bastante menos de un centenar de escaño. Por eso Sanchez, dando inconscientemente por sentada la victoria del PP pero por mayoría insuficiente, se ha enzarzado con el líder de Ciudadano, Alber Rivera, por ver quien deberia apoyar a quien para formar un hipotético gobierno de coalición con el necesario concurso de Podemos en función de cuál de las dos formaciones acaba segunda. Si Sanchez sale a quedar segundo. Susana Díaz marca distancia con su permanente aspiración al liderazgo y moral de victoria. Ahora bien, en ese afán de diferenciación, la lideresa socialista andaluza ha incurrido en un
lapsu al preconizar que el ganador sea quién forme gobierno. Conforme a su teoría, debería haber sido entonces Javier Arenas quien como vencedor en aquellas elecciones autónomicas ocupara el sillón de San Telmo en lugar de Griñan, coligado con IU que al incluir a Susana en su gabinete y nombrarla después su sucesora propicio su encumbramiento como presidenta y secretaria regional del PSOE (A).Olvida Diaz que en un sistema como el nuestro no forma gobierno quien en las urnas, sino quien logra mayores apoyos parlamentarios.
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