Susana Díaz desveló uno de los secretos mejor guardado de las últimas semanas: la composición de su nuevo gobierno. Generada la expectativa, el anuncio estuvo a la altura, al menos en lo relativo a la repercusión del mismo y al peso de determinados nombres propios, como los de Rosa Aguilar, Adelaida de la Calle y Antonio Ramirez de Arellano, con lo que la presidenta quiso acrecentar el golpe de efecto para hacer calar su discurso, en torno al cual ha amoldado la configuración de su ejecutivo. En este sentido, el mensaje de Díaz no faltaron las alusiones al "talante", al "dialogo", al "consenso", y a la "implicación" de aquellos que ni siquiera son militantes del partido, como reflejo de lo que exigen las circunstancias en estos momento: capacidad de gestión desde lo publico en favor del estado de bienestar y de la creación de empleo. La presidenta hablo así de un gobierno
"político y técnico con gente comprometida y preparada",aunque la renovación haya llegado más por la ampliación de consejerías que por el número de relevo en las mismas -solo han causados bajas tres de sus anteriores consejeros- así como por una reordenación de la competencia que parece mas acertada en el caso de la nueva Consejería de Empleo, Empresa, y Comercio. Gobierno
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