lunes, 9 de enero de 2017

                                                       UNAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS SIEMPRE
                                                                                          DELICADAS

Más allá de los discursos y la retórica oficial , las relaciones entre Marrueco y España ha sido siempre tensas y complicadas . El origen de los problemas vienen de muy lejos, incluso de antes de la existencia de dos naciones. Históricamente, las poblaciones han vivido en permanente enfrentamiento, con invasiones mutuas y saqueosa. La división del estrecho en dos bandas, la cristiana al norte y la mulsumana al sur no hizo mas que acentuar este conflicto perpetuo. Sin remontarnos a tiempo tan lejano, podemos hacer una amplia relación de los problemas que ambos países han tenido debido a cuestiones tan diversas como la descolonización del Sahara y Marcha Verde (que estuvo a punto de desembocar en una guerra), los enfrentamientos por los caladeros  pesqueros, las tensiones por la agricultura, el contencioso de Ceuta y Melilla o, recientemente, la inmigración ilegal que pasa de las costas africanas a las europeas.
Sin embargo, en general, hay que ser optimista. En las ultimas décadas, ambos reinos han avanzado considerablemente en sus relaciones bilaterales. Marrueco y España son dos paises que le guste o no, están condenados a la amistad porque lo contrario sólo pueden tener consecuencias castratróficas para ambos, Estas buenas relaciones se han desarrollado especialmente en materia de seguridad. Hoy por hoy  y después de muchos desencuentros la colaboración entre España y Marrueco en la lucha antiterrorista se puede considerar  como ejemplar . Ambas naciones saben lo mucho que se juegan en ello. Especialmente la norteafricana , cuya monarquía ya es un objetivo claro del yihadismo.
Sin embargo, tal como publicábamos ayer en este periódico en los últimos tiempos Marruecos está usando el control de la salidas de pateras con inmigrantes ilegales para presionar a España por un fallo del Tribunal De Justicia de la Unión Europea que estipula que el acuerdo de libre comercio agrícola  y pesquero no vincula al Sahara porque no es parte del territorio marroqui. En este sentido, la postura del país vecino esta siendo claramente irresponsable al obviar que el Estado español no es el que dictas las sentencias de los tribunales, ni los de su propios territorios ni mucho menos los de las comunidades europeas. Marrueco debe reflexionar  y darse cuenta de que su estrategia  de estimular la llegada de inmigrante a nuestras costas solo servirá para enrarecer las relaciones, algo que perjudica a los dos países. Cuanto antes debe volver al camino de la colaboración franca en esta materia.


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