viernes, 13 de noviembre de 2015

                                                                 OTOÑO
Usted y yo hemos sobrevivido. Hemos llegados a esta altura del año. Visto lo visto, todo un exito. Desgraciadamente no todos pueden decir lo mismo. Si aceptamos esta tesis, el otoño no debe deprimirnos.
La luz ha cambiado, no solo por el cambio horario. Nuestra particular niebla londínese producida por los puestos de castaña asadas ya nos desfigura en el atardecer. El ocre que sustituyó al verde inunda nuestras calles. También el suelo de los parques. Majestuosa aparece la torre mas alta de la ciudad al amanecer. Cuantas tonalidades presentan a lo largo del día.
En este decorado, en este ambiente, llegamos al final de una etapa. Un año. Por fin podemos descansar de aquellos ambiciosos proyectos que no hicimos a principio de año. Que ingenuos fuimos. Demasiadas ambiciones para cumplir. Ahora lo sabemos. Ya podemos tranquilizarnos, reposar. Lo que no hemos cumplido a lo largo de este tiempo, ya no nos dará tiempo de hacerlo. No hace falta mentirnos mas, podemos reconocer nuestra cualidad de humano. La disciplina que nos marcamos de poco sirvió. La  vida nos arrasó. Nos desbordó.
Los viejos son sabios porque están en el otoño de la vida decimos eufemísticamente. Por eso se ríen de nosotros ahora en esta época del año. Están descansando No hay que luchar por guerras que en nuestra juventud nos parecieron cruciales. No ven desde la perpestíva del tiempo. Igual que nosotros vemos los propósitos de enero.
Dentro de poco comenzará una nueva etapa. Nos volveremos a mnarcar nuevos objetivos. Se nos olvidara el otoño. Cometeremos pues los mismos errores. Somos así. Humanos. Giuseppe Tomasi di Lampedusa con los ojos de Luchino Visconti ya lo advertia en el Gatopardo: "Que todo cambie para que nada cambie". Volveremos a las andadas hasta que el otoño nos recuerde nuestra condición. Esta cadena, este bucle acaba, no es eterno. Esta rosca termina, claro que termina, ademas esta en nuestras manos hacerlo. Solo tenemos que reconocer lo importante de lo urgente.
Me gusta el otoño. No es depresivo. No es decadente. Es la época en la que puedo descansar. En la que debe reposar. En la que no puedo reconciliar enemigos. En la que encontraras respuestas a tantas preguntas. Tantas guerras combatidas durante el año. Tantos objetivos que eran  necesario alcanzar. Todo quedara pospuesto para un futuro. Aunque sea próximo. El otoño, este tiempo en el que estamos, me permite solamente un propósito, VIVIR.

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