viernes, 26 de septiembre de 2014

AUNQUE HAYA QUIEN NO LO CREA, LAS MUJERES NO ABORTAN POR CAPRICHO

Parece que el PP ha dado un paso atrás en sus propósitos de reformar la ley la interrupción voluntaria del embarazo. Y, si finalmente se confirma que es así, me alegro. Rajoy y compañía ha echado cuenta, han visto la aguja mareada y han optado por guardar en el cajón , hasta mejor momento, el proyecto de Gallardón. Es decir, han renunciado a sus principios ideológicos por un buen puñados de votos. Y, en este caso y sin que sirva de precedente no le censuro el cambio de opinión. Todo lo contrario. Teniendo en cuenta lo retrógrado que son dichos principios. Aunque si le repruebo y en la obligación me hallo de hacerlo, la hipocresía con la que se conducen.
La reforma de la citada ley propuesta por el actual ministro de justicia era y es todo un despropósito.
Así que se puede considerar que sea una suerte por las motivaciones que sea, haya sido paralizada. Su aprobación y entrada en vigor supondría un retroceso inaceptable en los derechos de la mujer. Aunque entre la derecha de este país haya quien así lo crea, una madre no aborta por gusto. Si toma una decisión de ese calado, que resulta, ademas, siempre traumática, no es fruto de un capricho que quiera darse. No se levanta por la mañana se toma tranquilamente su desayuno y, tras pensar que hacer durante el día que tiene por delante, opta por irse a la clínica del ginecólogo a que la intervenga y la libre de su embarazo. Normalmente, lo hace después de meditarlo y movida por razones qué, desde el punto de vista humano, pueden ser comprensible y deben de ser comprendidas por esta sociedad de la que forma parte. Quien incluso en una situación de embarazo indeseado o con riesgo para la salud no se plantee siquiera recurrir a la opción de interrumpirlo porque sus creencias religiosas y morales no se lo permitan que no lo haga. Esta en su derecho. ¡Faltaría mas! 
Ahora bien, lo que no vale es que desde la autoridad del estado, y a través del ordenamiento jurídico, se trate de imponer al resto de los ciudadanos dichas creencias. Como no vale tampoco, por anacrónico e incongruente que intenten impedir a las mujwres que decidan sobre su cuerpo y maternidad por si misma, estando como estamos en los albores del siglo XXI y no en los tiempos de Franco. Entiendo el posicionamiento moral en contra de esta cuestión. Aunque no lo comparta. Porque es verdad de que no ha certeza en un sentido ni en el otro en que momento de la gestación el feto adquiere la dimensión de persona con lo que esto implica. En cualquier caso, a mi lo que me revienta de este debate - lo digo sin ambages - es lo santurrones que se ponen algunos y algunas. Como ya he comentado en mas de una ocasión escribiendo acerca de lo mismo, ojala muchos de esos que tantos golpes de pecho se dan proclamando  lo que les preocupa la vida de los no nacidos se preocupan con similar ahínco e igual celo por la dignidad de los nacidos, independientemente de su sexo, raza, condición o credo y del lugar en el que se encuentre en este jodido pero maravilloso mundo. Yo lo tengo claro. La madre que decide la interrupción voluntaria de su embarazo no es una asesina y no se le puede tratar casi como si lo fuera.

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