viernes, 23 de mayo de 2014

VOMITO DE CEREZAS

El poli jubilado de la gorra blanca que indico las oresuntas de León, andaba nervioso. No era para mnenos, porque se habia cometido una escena de novela negra, a dos pasos de donde estaba el. Y es que nervioso andamos todos, ajetreado y cansinos, entre comuniones que se van, ferias que llegan y el curso que arrastras. Nos vestimos de faralaes, en los mercadillos que proliferán mas que en las tiendas de chino, que ya han pasado a segundo orden, porque es ahora, junto a las fruterias de a dos kilos, la compraventa de segunda mano, lo mas. No hay corrillera que se aprecie que no haya revendido el traje del añpo pasado de la niña, más el de comunión, para comprarle uno nuevo, casi a entrenar, para este año de feria. El cochecito, la capota, el capacho, la nevera, el horno de convención o la maquina de cortar embutidos, han pasado a reevenderse, como ante se reevendierón los pisos y hace dos telediario, nuestro corriculos. Mi sombra nos dice que nos deshacemos de los trastros, porque ante, al fallecer un deudo, teniamos que deshacer la casa, o sea los enseres que dejaba, y repartirlo entre los herederos. Pero ahora no, porque ya nada queda, ni nada somos, ni nada nos recuerda lo que fuimos, mas que las deudas, los creditos y las hipotecas. Porque no llega, mas que para protestar, pero flojito, que si no nos dicen Maria o nos ponen dos grilletes por decir bravuconadas en las redes. Nervioso, parecia en las imagenes el de los veinte años que dijo parpajerías de la difunta, por las presuntas de León, porque sentia la soga al cuello de los ahorcados, del mismo modo que Urdangarin, se estiraba el embozo de su camisa de Armani, porque sabia lo que habia hecho, cuando hacia el paseillo hacia el juzgado de Mallorca. Pero no hay igualdad mas que en las sumas, que eres menesteroso te queda con lo puesto y te lo come entero y si poderoso, dices bobadas y te aplaude tu partido. Vomito de cerezas  se nos desembucha la garganta cada mañana - cuando nos miramos al espejo y los que lo ven, repartido por nuestra acera, por nuestro trabajo, por nuestras miserias, piensas que morimos por dentro, deshechos. Pero no es así , porque aún mantenemos la camisa de fuerza  en su sitio y la lengua sin versos. Mantenemos el dedo indice apuntando mudo, sin nervios, la frente alta, los nervios prietos en la fuerza de las cachas del culo, que es donde nos nace el esfuerzo. Esperemos mudos y ciegos, como la Sirenita, sin levantar la mano, que nos hace sombra en las pestañas. Esperemos sin mas que llegue el invierno, que los corruptos caigan, no tuiteándolo, sino no votandolos, escaqueándolo del mentidero, de las camaras, de los flases, haciendolo humano de dos patas, o simplemente, vomitos de cerezas.

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