sábado, 24 de mayo de 2014

EL QUIJOTE

No lleva lanza al ristre, sino carrillo arrastrado, por las inmediaciones de Pinar Hondo. Se apoya levemente en el cristal de una tienda de muebles, mientras mira el aparcamiento de Supersol, desierto ante de las nueves. Hay un coche de alta gama medio aparcado, con las puertas del coche medio abierta y las llaves puestas, sin pasajero, ni nadie que lo guarde y el laconico Don Quijote lo mira con desden, mientra sus perros flacos, sin pulgas, botezan. Luego se harta de estar contemplativo y se va disluyendo, perros a rastras encadenado a su destino, de enflaquecimiento y dejadez de carne magra. Asienta ya sin miedo, sus nalgas esperanzadas , en un banco enfrentado al preescolar y mira - sin ver el patio infantil, por donde no se asoma - aun la vida. Del carrillo que una vez fue azul cielo, hoy todo mugre marrón, saca una bolsa bien cerrada, que desata y reparte entre los canes, que atiende laconico, como su dueño, a su llamada. Es comida seca de perro, bolitas exactamente iguales, como hermanas gemelas, unico sustento, amen de dos barras de pan tan hirsuta , como la  perilla de un viejo. El dia se hace en el balconcillo de los pisos de vecinos, de los alrededores, con tendedero de los chinos llenos de ropas menuda, con las persianas que se levantan y pasos que se oyen, en acercamiento timido al principio, conjuntados después y a tropel, ante que los relojes, den las nueves menos cinco. Luego de esa hora , ya huidos todos a su destino, desaparece, el flaco sin corcel, con sus perros, su cara triste y su juventud galopante, Desaparece, sin expediente equis, como la crisis de los periodicos o la muerte, asesinado, de Lorca: Como los represaliados, como las victimas del holocausto, como los museos empolvados y la gente, que se roe las tripas de hambre, frente al televisor. Quizas, solo quizas, porque nunca existio, como la esperanza, la soliradaridad o la buenas noticias . Algunos dirán que si, que siempre existierón, pero sera, s0lo porque ellos quieren creerlo. así viven mas tranquilos, en su vida burbujeante de ilusiones y saciedades de botes de fibra, de dietetica. Pero el Quijote estubo entre nosotros, vivio para verlo, con chanclas gastadas, y ojos hundidos y  casa a cuesta Todos estubimos y fuimos, y fuimos entrando y saliendo del laberinto de los bancos consumidos y gastados, comprando, tarjetas de credito, que nos nacia en feroña de los pies y que ahora pagamos con silencios, co0n ausencias y asentimiento. Porque es mejor no ver, no sentir y no oir, las tonterias ue se van diciendo. Es mejor no leer, no poder hacer el estar quieto, Mejor callar, no soñar, para no penar y que no te corten los pensamientos. Quijote huidizo y pasmado, comedores de bolas de pienso perruno, soñadores de pacotilla y desviadores de fondo reservado de miserias, para comer un dia más, respiran un dia más, respirar un dia mas y dar otra vuelta en ella.

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