martes, 24 de septiembre de 2013

ESCUELA DE SEXO ORAL

Ekaterina fija un pene de plástico sobre la mesa. Veinte chicas las escucha en silencio, con una media sonrisa que delata complicidad y azoramiento al mismo tiempo. Una de sus alumnas se llama Olga tiene treinta años y dos niños trabaja en un banco de Moscu. Un jueves tras volver de vacaciones este mes, al salir de la oficina, recató antes de llegar a casa en un "centro de entrenamiento" situado a pocas paradas de su en metro de su trabajo. No llevaba toalla ni zapatillas, porque no es un gimnasio.
Tampoco trajo nada para apuntar, pues no hacia falta tomar notas.
En la escuela sexual Seks. rf acudían rusas a diario para ser mejor en la cama. Un equipo de seis profesoras mas la "decana", Ekaterina  Liobimova les enseñan en diversas asignaturas como mantener a cualquier hombre contento, amarrados y adictos a ellas. Incluso "como despertar su bestia interior". Lo hacen en un ambiente amigable, en un recinto donde esta prohibida la entrada a hombres, teléfonos móviles o cualquier tipo de cámara. Juntas aprenden a hacer mejor felaciones, a disfrutar ofreciendo sexo anal o a moverse mejor en la cama.
Las clases duran tres horas y media, cuestan una en torno a los 100 euros. El lema de esta "escuela de calor" es "Tolka Praktika" (solo practicas).
Las chicas practican con muñecos, con consoladores y hacen ejercicios por parejas.
"Cada mes pasan mas de mil chicas por el curso de sexo oral".
En España los sitios ideales para montar esta escuela son Ibiza o Tenerife. El hombre aquí no suele reconocer sus limitaciones" Aquí ofrecen un curso para enseñar a los estudiantes a formar a sus maridos en el arte del sexo. Tengo algunas alumnas dice la profesora que han echo todos los cursos, en muchos casos sus maridos lo saben y están encantados, les piden que sigan estudiando "añade antes de indicar al periodista la salida de las instalaciones. El timbre de las clases sonara en breve,
Los pupitres esperan con el material didáctico simétricamente dispuesto en cada mesa.
Hay mucho que aprender, y me pregunto yo y nosotros los hombres, los machos no tenemos nada que aprender.

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