lunes, 18 de septiembre de 2017

                                                          CATALUÑA EL DÍA DESPUÉS

Por mucha jactancia que le ponga Puigdemon a la recta final del 1-0 (compatible con la búsqueda del martirio: sueña con salir de su despacho esposado por la Guardia Civil) y por mucha caradura que le eche Ada Colau (una vez salvo de la imputación, se volcará a favor de las urnas ilegales), es seguro que no habrá un referendum en Cataluña.
Habrá otra cosa. Algunas gentes votará de alguna manera y quienes le llaman a hacerlo interpretarán  que lo voten expresarán que lo que voten expresaran la voluntad general de los catalanes.Sin tener en cuenta minucias como un censo, las mesas electorales, el recuento oficial, la justicia electoral, los interventores y el secreto. El resultado ya esta decidido. Como corresponde a toda consulta electoral organizada por el autoritarismo.
Cuenten también con esporádicos  desordenes públicos, por supuesto. No alteraran el signo global de lo que va a ocurrir: la victoria de la democracia española ante la sedición mas grave que ha padecido en cuarenta años. No puede ser de otro modo. Una de las metáforas más desafortunadas de
los últimos tiempos ha sido la del choque de trenes puesta en circulación por los equidistantes y bienintencionados.
Hasta ahí llega mi optimismo, y ni un minuto más. ¿Cómo quedará el frente secesionista a partir del
2 de octubre? Aparentemente mal, frustradísimo y con sus lideres multados, aparcados o encarcelados. Pero ¡así es como se crecen!. perderán esta batalla, pero salen de ella con aureola del del vitimismo,que en su seña de indentidad mas eficaz, con uos cuantos héroes consagrados para siempre, asentada la conciencia de sufrimiento por un agente externo opresor y con un tercio de la población fanatizada e inmune a los argumentos de la razón.Convencida que España les roba, su lucha es por la libertad y Europa la reconocerá. Todo listo para volver a empezar hasta culminar su
destino manifiesto.
Se puede pensar,quizás, el Estado democrático puede y debe de ser generoso con el secesionismo  derrotado. Pero ¿como conseguir la reconstrucción? La generosidad está acotada: unas cuantas competencias menores a ceder a la Generalitat y una financiación que favorezca algo a Cataluña sin
perjudicar a las comunidades pobres. No será suficiente. Y si hablamos de reformas la Constitución, los independentistas no aceptarán nada que no sea el reconocimiento de la soberanía catalana.
Y ningún partido nacional, salvo Podemos se la ofrecerá. Por eso soy pesimista.


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