lunes, 2 de diciembre de 2013

TESTAMENTO DE UN RELOGERO

Hijo mío: va a sonar la hora de mi muerte  en el cuadrante de la eternidad; pero antes escucha el débil timbre de mi voz, este ultimo minuto es sagrado, y es precíso no perder un segundo.
Que el honor sea el resorte real de tu vida y la prudencia el regulador de tus acciones. Si tus movimientos están siempre arreglados por el temor de Dios, si el amor al prójimo es la llave de tu conducta, las horas para ti correrán en una esfera de felicidad y delicias.
Si sigues un consejo no tendrás necesidad, al romperse la cadena de tus días, de remontar el curso de tu vida para buscar escapes y podrás, sin balancear, ajustar bien con los preceptos del gran Relojero del universo.

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