viernes, 31 de julio de 2015

CARTA A MARISA

No puedo darte soluciones para todos los problemas de tu vida; ni tengo respuestas para tus dudas o temores; pero puedo escucharte y buscar junto contigo.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro; pero cuando me necesites estaré junto a ti. No puedo evitar que tropieces. Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos; pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz. No juzgo las decisiones que tome en la vida. Me limito a apoyarte a estimularte y ayudarte si me lo pides.
No puedo trazarte limites dentro de los cuales debe actuar, pero si te ofresco el espacio necesario para crecer. No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parta el corazón; pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo. No puedo decir quien eres ni quien debería ser. Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo. En estos días oré por ti. En estos días me puse a recordar a mis amistades mas preciosas. Soy una persona feliz: tengo mas amigos de los que imaginaba. Eso es lo que ellos me dicen, me lo demuestran. Es lo que siento por todos ellos.
Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea y la alegría que sienten al verme. Yo también siento paz y alegría cuando los veos y cuando hablamos; sea en la alegría o sea en la seriedad.
En  estos días pensé en mis amigos y mis amigas y entre ellos apareciste tú. No estabas arribas, ni abajo ni en medio. No encabezabas ni concluía la lista. No eras el numero uno, ni el numero final. Lo que sé es que destacaba por alguna cualidad que transmitío y con la cual desde hace tiempo se ennoblece mi vida. Yo tampoco tengo la pretensión de ser el primero, el segundo o el tercero de tu lista. Basta que me quiera como amigo.
Entonces entendí que realmente somos amigos; oré, y agradecí que ne haya dado la oportunidad de tener una amiga como tú. Es una oración de gratitud, porque tú les ha dado valor a mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario