martes, 7 de julio de 2015

TÚNEZ

Sigo sobrecogido por el ultimo atentado de Túnez, en el que 39 personas ha encontrado la muerte por el solo hecho de ser turista que habían decidido pasar sus vacaciones en ese maravilloso país y cruzarse con un asesino que encima es reivindicando como un soldado del califato que ha matado a los infieles. Qué tremenda barbaridad.
Pasé en Túnez mi luna de miel (sin duda soy muy cursi porque ya nadie la llama así  pero me resisto a desechar las palabras que utilizaba) y siempre tendré vinculada  a ese país  mi vida matrimonial en la que gracias a Dios sigo felizmente casado y enamorado. Siempre recordaré  esos días de descanso, la maravillosa moña de jazmines que vendían en cualquier lugar, los puestos de comida con esa pasta brick exquisita rellena de huevo, los helados de pistacho o esos colores blanco y añil de tantas casas.
Y encima estuvimos precisamente en ese hotel de Port Kantaoui y en esa playa pasando un día en ese viaje. Por eso me ha llegado al alma una carta de la tunecina Fadhuka Mammar que he visto en las redes sociales, en la que explica cómo Túnez logro dotarse de la Constitución más avanzada del mundo árabe, que reconoce la igualdad entre hombres y mujeres y garantiza la libertad de fe y el libre ejercicio del culto. Añade que la gran revolución pendiente es la económica y que permita revitalizar  las zonas pobres  y dar empleo a los jóvenes del interior, pero que e no está dispuesto a consentirlo y cuando arruina el turismo sabe que está cercenando la gran fuente de riqueza que supone que simplemente la forma de aniquilar la democracia y la libertad es aniquilar la economía. 
Pero ello no le importa causar la pobreza  y la ruina de su pueblo como tampoco le importa matar y matar.
Por eso me resisto a reproducir simplemente sus palabras cuando dice que "los de El y sus semejantes no son musulmanes, son asesinos, vulgares asesinos si causas. No son mulsumanes los que asesinan en pleno mes del Ramadán  cuando para los musulmanes el mes del Ramadadán es un momento para la humildad, el recogimiento, el perdón y la reconciliación. Ellos no son musulmanes, son asesinos, inmundo asesinos".
Yo no sé es lo que hay que hacer, pero desde luego no podemos admitir que siga sucediendo, que vuelva a repetir, que sigan haciéndose con territorio y despreciando vidas humanas. El mundo libre tiene que emplear todas sus fuerzas sin complejo y sin tapujos de ningún tipo en cortar esta amenaza y acaba con ella de raíz.

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