lunes, 11 de mayo de 2015

MALDITO VICIO, BENDITA VOLUNTADD

DURA PELEA-Tras 22 años de politoxicomanía, ha logrado adquirir las herramientas suficientes para una efectiva reinserción. TERAPIA-Dos años superando pruebas en el centro a través de cuatro fases para la rehabilitación. EJEMPLO- De superación y de cómo hay situaciones en la vida en las que es imprescindible pedir ayuda y luchar.
Fueron unas palabras de su suegro las que le hicieron activar definitivamente el chip en su cabeza para pedir ayuda: "Ten claro que hay cosas en la vida que te quitan tiempo para todos los demás" .
Hasta entonces, Joaquín Conde llevaba 22 años (desde que tenia 14) perdido en el mundo de las drogas, atado por una adicción  a todo lo que se le ponía por delante y secuestrado por un vicio que lo llevó a dejar de lado todo lo que de verdad daba sentido a su vida. Joaquín tocó fondo y en Cádiz conoció la existencia en Huelva  de Arrabales. Lo hizo gracias a Manuel Marquez, también gaditano y coordinador de actividades de esta asociación, y se embarcó en una aventura de superación que está a punto de llegar a su punto y seguido: "Manuel fue la primera persona a la que pedí ayuda".
Cuenta Joaquin Conde a Viva Huelva que el 5 de mayo de 2013, acompañado de su compañera, viaja de Cádiz a Huelva con la moral por los suelos, la autoestima que ni existía y muy asustado. Comenzaba la lucha: "Federico Pérez (director terapéutico de Arrabales) me animó en la primera
entrevista, me ayudó entender aún más lo que me sucedía y me di cuenta de que en ese sitio me iba a sentir protegido".
Pero esa protección no iba a ser gratis. Desde el minuto uno, Joaquin iba a tener que luchar, y duro
para alejar el vicio de su cabeza y que la voluntad allanara el camino para recuperar la senda de su vida.
Estar ocupado y evitar la apatía. Comienza el gran reto. Joaquin Conde se despide de su familia y comienza el internamiento en Arrabales. Cuatro fases, que se dice rápido, lo separaban de su objetivo. En la primera, los especialistas del centro le enseñan a aceptar y asumir la difícil situación
que lo ha llevado hasta allí; en la segunda, se comienza a trabajar la responsabilidad, el hacerse cargo de tareas especifica y empezar a comprender que una de las herramientas fundamentales para desengancharse es, ni más ni menos estar ocupado siempre porque la apatía puede llevar a recaer, a
volver al consumo".
Una vez se demuestra la capacidad para asumir obligaciones y tareas, llega otro paso duro del importante desafío de la rehabilitación: la calle. En esta tercera fase. Joaquin comenzó a salir del centro, a ir a bares, tiendas....hacer una vida de lo más normal posible con el angelito en un hombro y el demonio en el otro, pero lo suficientemente bien preparado como para que el angelito gane la batalla. Y en la cuarta y ultima fase, la que está a punto de concluir Joaquin Conde, toma el protagonismo uno de los conceptos fundamentales para el éxito del proceso: reinserción. "En  esta fase nos vamos despegando poco a poco del centro, y empezamos a solventar problemas diarios".
Han pasado dos años desde aquel 5 de mayo de 2013 llenos de nubarrones y tormentas en la cabeza viciada de Joaquin. El proceso que qui hemos descrito en apenas unas lineas es una batalla mental que no todos superan, pero este gaditano ha sabido echar el cerrojo a la decisión facil de drogarse por todo y con todo, y abrir de par en par las puertas a las herramientas para reconstruir su vida.
Tanto es así que ha pasado con sobresaliente el duro examen de afrontar los golpes de la vida sin recurrir al consumo. La experiencia así lo demuestra, ya que, como el recuerda, durante estos dos años de desintoxicación ha tenido que afrontar la muerte de su padre y ha superado un cáncer de piel que le provocó perder el dedo pulgar de su mano izquierda.
El próximo 18 de mayo, Joaquin Conde recibira el acta terapéutica. Él se siente preparado para ganar la batalla de la calle, de las relaciones de la vida normal: "Me siento muy seguro: ahora dice que es capaz de relacionarse y de afrontar con entereza losproblemas que van surgiendo en la vida".
Es un ejemplo de superación, de saber pedir ayuda y de renacer. Ahora, a sus 38 años, Joaquin Conde podrá reír, llorar, amar y sufrir como el común de los mortales. Pero con el control de su vida: "He querido hacer publica esta historia porque creo que puede animar a muchas personas que creen tenerlo todo perdido. Y no es así. Hay esperanza. Que su historia sirva de ejemplo".

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