En Cádiz la única yerba que tenemos es la del estadio Carranza. No obstante sabemos que las vides ya están repleta de hojas para dar buena sombra antes que la dulce fruta.
Leo con interés un pasaje de la biblia "Soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure", que nos habla del destino que debe tener el hombre: dar fruto. Puede tener mucho éxito en distintas parcelas, pero si no da fruto no cumple el destino para el que fuiste echo.
Sigo leyendo en otro pasaje que "a todo sarmiento mio que da fruto, el viñador lo poda para quye de mas fruto" y se refiere a la contrariedades que encontramos a diario.
Son esa poda que nos permite dar más fruto como exige nuestro destino.
Cuántas gentes piden a Dios que no tenga contrariedades normalmente son la poda la que nos permite dar más fruto. Cuanta queda decepcionada porque pide a Dios y cree que Dios no le escucha escucha y le desatiende. Es preciso entender esto para que podamos saber qué es lo que pasa en nuestra vida.
No entender que necesitamos la poda para dar más fruto puede llegar a ser malo porque podemos saber qué es lo que pasa en nuestra vida.
No entender que necesitamos la poda para dar más fruto puede llegar a ser malo porque ver a Dios como un enemigo. Podemos incluso dejar de crecer en un Dios que no nos oye ni nos atiende. Cuando la realidad es bien distinta. El sembrador no lo está haciendo daño a la cepa, le está recuperando para que dé más fruto.
No es correcta la imagen de un Dios castigador. La realidad es que Dios es un viñador que nos poda en aquellas ramas superfluas para que demos más fruto.
Juanes canta una bella canción. "Que mi alma no descanse/ cuando de amarte se trate, mi cielo/ a Dios le pido". Esto es una idea universal. Ante el sufrimiento y el dolor, entender la mano del viñador espera dar buena uva y buen vino "Un segundo más de vida para darte/Y mi corazón entero entregarte".
"Yo a Dios le pido/que si me muero sea de amor".
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