martes, 13 de junio de 2017

CONTRA LA OBSESIÓN

                                                                  CONTRA LA OBSESIÓN

Llevo tres años escribiendo a diario y explicando a diario a los amigos, conocidos y saludados que hacerlo, ademas de un privilegio, es una facilidad . Cito a nuestro maestro en estro Francisco Bejarano, que explicaba muy bien que, cuando uno escribe una vez a la semana, como yo estuve , haciendo durante diez años, tiene que escoger entre la multitud de temas que se le abre en abanico a sabiendas  que aquel con el que se puede sera la cara publica que se le quedara durante siete días. En estas circunstancia, se hace muy difícil  atreverse con asunto más ligero (como éste). En cambio, el que escribe a diario no tiene que preocuparse del tema porque bastante tiene que coger por los pelos el que se le presenta, que pinta calvo, sabiendo que cada día tiene su propio afán  y que mañana será otro día.
Lo que no me esperaba a estas alturas, en encontrar un nuevo argumento a favor del articulo diario.
O que el argumento me encontrarse a mi. Se trata de un beneficio psicológico indudable. A menudo  alguna dificultad personal o profesional o un disgusto o un proyecto atascado puede obsesionarnos. Yo noto la gravedad de esa obsesión  cuando eso se convierte en mi pensamiento por defecto, que dicen los informáticos. Lamente en blanco enseguida se me emborrona del problema.Y ahí parece el articulo diario, al rescate. Aquí no puedo venir a contarle mis penas  si ésas no tienen un ángulo desde el que puedan ser de interés común, extraprobables  como mínimo a la pena particular del lector . Y si acaso me dejo caer una vez, al día siguiente o sea el mismo día que sale publicado el primer articulo,cuando ya estoy escribiendo el siguiente, tengo que cambiar el tercio pues repetirse es lo antepenúltimo y aburrir lo penúltimo. (Lo ultimo, mentir.)
El articulo diario, en definitiva, te fuerza a forzarte. Tienes que salir de ti. y eso es justo y conveniente. Por suerte, esta conclusión es extrapolable. Aunque usted no escriba a diario se puede hacer el mismo esfuerzo por cambiar de tema ante su cónyuge, sus hijos, sus amigos o  sus compañeros. Tal vez se lo agradecerán muchísimo. Su propia inteligencia también. Hay una paradoja  a la que nonos enfrentamos cara a cara, quizá porque se nos caería la nuestra de vergúenza. Lo que nos importa no es casi nunca lo que importa. Quitar el "no" y el "no" qué saludable ejercicio. Que importa lo que importa.

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