lunes, 24 de abril de 2017

                                                             LA CORRUPCIÓN CORROMPE

Estaba deseando que me echaran en cara mi silencio sobre el nuevo caso de corrupción del PP para darme un golpe de pecho también por mi silencio sobre la represión de Venezuela. No tardaron y lo hice. Y con el golpe, caí en la cuenta que, precisamente, este es uno más lamentable de la corrupción
del PP, pero ustedes me entiende. Esos corruptos  chuparon fondos públicos; y encima sorben como vampiros, la tinta y la energía que debería encararse con asuntos más sangrientos o más sangrante,
como la situación de Venezuela.
Nos distraen, y ellos, que tanto dinero distrajeron , se distrajeron más. Estaban en esas cosas en vez de defender los principios y los intereses de su electorado, tan abandonado ideológica y moralmente.
En el PP suelen excusarse con razones de táctica electoral, pero otro gallo cantaría si tantas cabezas suyas hubiesen estado donde tenia que estar.
Además, la corrupción corrompe aquellos valores que el PP si defiende. Pongamos los desafíos del nacionalismo. Ante ellos, se ha planteado, si pero, con los casos de corrupción, que los equiparan a los de Pujol y compañía pierden autoridad  y una ventaja competitiva que  hubiesen podido ser decisiva.
Por último, afectan al más interesado interés electoral. Hubo un tiempo, ¿recuerdan?, en que el PP vendia dos cosas frente el socialismo: eficacia y honradez, y esta dejando, incluso, que circulase una frase con retranca sanchopancesca: "Como somos riquitos por familia u oposiciones ya venimos robados de casa". Ya, ya. En cuanto ha tenido oportunidad, han dilapidado medio caudal. Han sido pródigos por avaro.
Alguna vez he escrito que, cuando el primer mandamiento de un partido es "la economía es lo que importa", acaba resultando ser una profecía que se autorrealiza. "Puesto a enriquecer a los españoles empezamos por nosotros, tan españoles como el que más,  y ya vamos viendo". Ahora  no sé si seria  primero, si el huevo o la gallina. Si "la economía es lo que importa" o si como vengo a forrarme, digo lo de la economía, porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Lo indudable es la onda expansiva de la corrupción. Llega aquí: no escribo de Venezuela  ni de los atentados de París ni felicito a la policía por su golpe a la pedofilia ni me preocupo por Ecuador ni nada. Tengo que escribir y usted que leer sobre algo tan penoso y miserable

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