viernes, 30 de enero de 2015

CON EL DINERO DE LOS DEMÁS

Recientemente aparecía la noticia de que en 2014 se celebraron nada menos que 1817 manifestaciones y concentraciones en la provincia de Cádiz, 300 mas que en2013. A pesar de estas cifras apuesto se seguirá oyendo que a Cadiz le falta mas "combatividad" para solucionar sus problemas. Claro, vivimos en un sistema de consenso socialdemócrata que
hace de cada necesidad un derecho, y que incentiva a arrancar concesiones al estado.
Desde luego manifestarse es un derecho constitucional. Sin embargo creo que en España su ejercicio se atasca en la forma y en el fondo. Formalmente por ejemplo, en los países anglosajones las concentraciones se suelen hacer en plazas por donde no circula el trafico,
a veces en silencio y con carteles personales. Cuánta diferencia con el poco respeto que aquí se tiene a los bienes materiales pagados por todos y los derechos de terceros a circular libremente. Mas preocupante resulta el fondo de la cuestión. Veamos. En general, todas estas manifestaciones pretende percibir ventajas particulares, siempre en nombre de la importancia "estratégica" del sector o de un supuesto derecho que debe otorgar el estado. Pero no en pocos casos para satisfacer estas reivindicaciones, el estado tendría que restringir la libertad de otros. Un ejemplo. Si la plataforma de Ada Colau consiguiera que se prohibiera los desahucios, se estaría con conculcando el derecho de los bancos a percibir unas rentas pactadas libremente; unas rentas que les permiten seguir manteniendo los miles de empleos bancarios, los ahorros de los trabajadores, y los créditos a las empresas. Pero además , si no se respeta los contratos libres, ¿qué banco volveria a conceder más hipoteca a las familias? Normalmente las ventajas particulares exigida por estos manifestante lo son de forma subvencionadas, servicios, mercado cautivo, o mas empleo publico. Es decir, mas burocracia, mas políticos (¿pero no estábamos hartos de los políticos?) y más dinero....de los demás. En efecto, independientemente de que es imposible señalar donde esta el limite a tantos derechos, la realidad es que todo eso lo tendrán que pagar terceras personas con sus impuestos, las cuales verán cercenado su derecho a percibir todo el fruto de su trabajo. Eso, o volver al camino zapatérico de la deuda.

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