Soy un gaditano que hace 35 años vino a estudiar a Barcelona. Tengo una
esposa maravillosa, unos hijos estupendo y muchos amigos fantásticos.
Todos catalanes.
Pero me siento triste. Tengo una pena profunda por comprobar cómo en
Se ha roto.
El nacionalismo lleva demasiado tiempo adoctrinado, Magnificando
las diferencias y obviando las similitudes entre los catalanes y el resto de
españoles. Y nadie ha hecho nada por evitarlo. Ahora la lejanía emocional
se ha hecho enorme.
El Estado debe obligar a cumplir la ley, por supuesto. Pero también debe
de hacer acto de presencia en Cataluña, porque lleva muchos años desparecido
en esta región.
Hemos de conseguir que las gentes se vuelvan a sentir orgullosa de pertenecer
a un gran país.
Hagámoslo entre todos, por favor.
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