martes, 31 de octubre de 2017

Claudicación y bochorno

  • Puigdemont y cinco de sus ex consejeros se marchan a Bélgica con intención de pedir un asilo imposible en la UE
  • El fiscal general presenta una querella por malversación, sedición y rebelión al 'Govern' y la Mesa del 'Parlament'
  • Las fuerzas independentistas terminan asumiendo el 155 y anuncian que se presentarán a las elecciones del 21-D
El ya ex vicepresidente del Gobierno catalán, Oriol Junqueras, a su llegada ayer a la reunión de la Ejecutiva de ERC acompañado de compañeros de partido.El ya ex vicepresidente del Gobierno catalán, Oriol Junqueras, a su llegada ayer a la reunión de la Ejecutiva de ERC acompañado de compañeros de partido.
El ya ex vicepresidente del Gobierno catalán, Oriol Junqueras, a su llegada ayer a la reunión de la Ejecutiva de ERC acompañado de compañeros de partido. MARTA PÉREZ / EFE
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Si nunca declararon a cara descubierta y con claridad la independencia de Cataluña, tampoco había que esperar un acatamiento formal de la intervención de la Generalitat por parte del Gobierno central, pero el PDeCAT, ERC y la CUP han claudicado ante el artículo 155 de la Constitución y se presentarán a las elecciones del 21 de diciembre, convocadas por Mariano Rajoy.
Y a esta claudicación sin resistencia hay que añadir el bochorno del viaje, y huida, del ex presidente Carles Puigdemont y cinco de sus consejeros a Bruselas, donde permanecen con la intención de solicitar asilo. Sin que el resto de sus compañeros de partido lo supieran -se le esperaba en la sede del PDeCAT-, Puigdemont y sus cinco viajaron hasta Marsella en automóvil y, desde allí, tomaron un vuelo a Bélgica. La noticia de su huida se supo cuando ya era público que el fiscal general del Estado, Maza, ha presentado una querella por rebelión, sedición y prevaricación contra todos los miembros del Gobierno catalán y los de la Mesa del Parlamento que participaron en la proclamación de la independencia del pasado viernes. Es el caso de la ex presidenta de la Cámara, Carme Forcadell.
Las querellas se han presentado ante el Tribunal Supremo, porque hay aforados que pertenecen a la diputación permanente del Parlamento, y ante la Audiencia Nacional, en el caso de aquellos que ya no son diputados. Ahora el Supremo estudiará si el caso de los aforados arrastra a los demás. El fiscal no ha pedido ninguna medida cautelar, por el momento, pero esto puede cambiar con el viaje de los querellados. Es significativo que Maza haya incluido los dos delitos de rebelión y sedición, lo que revela una cierta inseguridad del Ministerio Público hacia el primer tipo.
Para la rebelión es necesaria la mediación de violencia, y no parece claro en el caso de mucho de los querellados. Se considera el precedente del golpe de Estado del 23-F, en cuya sentencia se explica que los asaltantes incurrieron en rebelión porque se entendió que la amenaza del uso de la violencia y la coerción bajo las armas entraba en ese tipo penal. La Fiscalía sí solicita una fianza de 6,3 millones de euros para los querellados.
La anunciada rebelión de la calle en contra del 155 y la supuesta resistencia de los cargos públicos no era más que otra mentira, superada por la vergüenza de la huida de Puigdemont. Ya el fin de semana apuntaba a otro ridículo, Puigdemont anunció un mensaje el sábado, pero lo había dejado grabado en la TV3 y lo vio en un bar en Gerona. Y el domingo se dedicó a dar la enhorabuena al equipo de su ciudad en Twitter, que le ganó al Real Madrid, y a colocar una foto de unas fiestas. Ayer no hubo ni atisbo de resistencia en los edificios de la Generalitat, mucha palabrería, alguna chiquillería en Instagram, más propia de la adolescencia que de curtidos soberanistas, pero aceptación de facto de la fuerza del Estado. ERC y PDeCAT se presentarán a las elecciones y la CUP, casi seguro.
Después de reunir a su Ejecutiva, el portavoz de ERC, Sergi Sabriá, manifestó que las elecciones son "ilegítimas" pero no las dejarán pasar: "Estamos estudiando cómo estar presentes". Antes del 7 de noviembre, los independentistas tienen que decidir si reeditan la fórmula de Junts pel Sí, para acudir en coalición, ese día acaba el plazo para presentar las coaliciones electorales. Lo mismo le ocurre a Podemos y En Comú Podem, aunque la crisis en el partido de Iglesias en Cataluña es catastrófica para el futuro de este joven partido.
La dirección del PDeCAT se reunió a partir del mediodía, y concluyó con la misma decisión. Se esperaba a Carles Puigdemont, dentro de la sede aguardaban el ex presidente Artur Mas, la coordinadora general, Marta Pascal, y el resto de la dirección, pero los servicios de prensa fueron cambiando el anuncio. Pascal informó que habían decidido concurrir a los comicios, pero no supo contestar qué pasaba con Puigdemont. Lo mismo le ocurrió a Artur Mas: mudo. Su delfín le ha fallado en dos ocasiones desde la semana pasada, el jueves, cuando no acepta convocar las elecciones para evitar el 155, y ayer, con su rocambolesco viaje a la capital de Europa.
La reacción ha sido muy distinta en lo que era el bloque separatista. La mayor parte ha aceptado la claudicación, otros se han marchado y hay quien, como el consejero Rull, ha jugado al despiste. La presidenta del Parlamento catalán, Carmen Forcadell, está entre las primeras, ha acatado la aplicación del artículo155 de la Constitución, al convocar a la Mesa de la Diputación Permanente. Forcadell llegó por la mañana muy temprano a la sede de la Ciudadela, pero cuatro horas después desconvocó una reunión ordinaria que estaba programada para mañana y llamó a celebrar la primera reunión de la Diputación Permanente. Este es el órgano que se queda de retén en los parlamentos en períodos vacacionales y en los que transcurre entre la disolución y las nuevas elecciones. En virtud del acuerdo con el Senado, Mariano Rajoy cerró el Parlamento el pasado viernes, y ahora Forcadell claudica. El símbolo de la aceptación del 155.
El único ex consejero que fue a trabajar es el de Territorio, Josep Rull, que colocó una foto en las redes sociales desde su despacho. "Seguimos", escribe. Después colgó otra imagen de un despacho con la fotografía de Puigdemont aún colgada en una pared. Jugaba al despiste, él sabía lo de Bruselas y salió de la Consejería en cuanto llegaron los Mossos. El Gobierno central había comunicado a los interesados que los dejaba entrar para recoger sus objetos personales, aunque les acompañarían dos agentes de la policía autonómica, que tendrían que levantar acta si estas personas se quedaban dentro.
En la sede de Economía, en la Rambla de Cataluña, se anunció la presencia de Oriol Junqueras, pero no llegó. Y antes de saberse su huida, el ex presidente Carles Puigdemont colocó en Instagram una imagen del interior del Palau de la Generalitat, sólo se veían unas cornisas. Los más observadores se dieron cuenta de la mentira: el cielo no estaba tan nuboso esa mañana como aparecía en la fotografía.

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