jueves, 5 de octubre de 2017

                                                       LA GENERALITAT, MALHERIDA

No un solo país que pueda respetar el resultado del simulacro de referendum que pasará a la historia de Cataluña como una pagina negra. Con un agravante que permanecerá para siempre en la biografía de Puidemont: con él el Govern ha perdido credibilidad, respetabilidad y prestigio.
Lo ocurrido ayer ha sido una farsa de tal categoría que es imposible que nadie riguroso pueda confiaren Puigdemont o en ningunos de sus colaboradores.Pero hay algo aún mas grave: su irresponsabilidad como gobernante ha dejado malherida la propia imagen de la Generalitat.
Los jueces decidirán qué delito a cometido Puigdemont según el código penal, pero, de entre todos ellos destaca el daño que ha hecho a Cataluña y a los catalanes y a la Generalitat.
Visto lo visto, habria que preguntarse quién o quiénes puede ser el futuro inmediato, interlocutores entre el Estado y Cataluña. visto lo visto este 1-0 es evidente que una posible negociación es hoy inviable. Rajoy no puede negociar con quien se ha saltado todas las normas de la democracia. Puigdemont sólo mira por los ojos del rencor, la agresividad y la mentira. Pronuncio ayer las palabra vergúenza para calificar la actuación de la Guardia Civil y Policía Nacional. Lo que produce vergúenza es que el presidente democrático haya actuado al margen de la ley, organizado un
referéndum en condiciones que ni siquiera se atreverían avalar las dictaduras más recalcitrantes y, además haya ordenado a sus fuerzas de seguridad que no intervengan más que para protejer los independentistas. Verguenza habría sido no intervenir contra el acto de sedición preparado por Puigdemont, y las imagenes son duras: los agentes respondieron a las agresiones y lo hicieron con mucha más prudencia que policía de otros países que el presidente catalán y la alcaldesa Colau consideran ejemplares. Lo que no puede admitir un Gobierno democrático es perder la autoridad. El Ejecutivo no podía quedarse de brazos cruzados contra una iniciativa que rompe España, hiere su
Constitución y no acepta a quienes no comparte su criterio.
No podía permitir que Puigdemont y su corte -o cohorte- ganarán esta guerra.

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