jueves, 6 de julio de 2017

                                                          LA UTILIDAD TRSCENDENTAL DEL
                                                                                     ODIO

Me encanta explicar a mis alumnos la utilidad marginal del dinero, como si el truco de magia lo hiciera yo. Expongo para su asombro, que cuanto mas dinero se tiene menos se vale. A uno le ha tocado en mi barrio 14 millones de euros en la primitiva. Es muy probable que el día antes soñase con lo bien que le vendría quinientos euros para redondear el final del mas cruel, que es junio, con su IBI y su IRPF. Ahora, su ultima preocupación por quinientos euros,chocolate del oro. A mis alumnos les pongo un ejemplo más bonito. Cogemos un billete de cinco euros y comentamos lo que significa para ello o para mí: según, pero, mas o menos,poco. Si se lo diésemos a un mendigo, seria vital: la diferencia entre comer o no. Por eso, la limosna es milagrosa o como mínimo mágica. Multiplica el dinero.
Le parecerá raro que recuerde mis clases cuando acaban de acabar. Ha sido culpa de los ataques y pintada a la capilla de la Universidad Autónoma, al puro estilo 36, tratando de meterle fuego; y de la brutal agresión a una monja en Granada, a la que ha reventado la nariz. La violencia contra la iglesia produce una utilidad transcendental.El odio que exudan se convierte en un reconocimiento sensu contrario de sacraloidad y revierte en un testimonio de fe de valor infinito.
Yo no digo que haya que resignarse. Ni a los ataques ni a las limosnas. La caridad aumenta el valor del  dinero, pero mejor que no fuese necesaria porque no queden pobres. Por mucho que la persecución y el perdón haga del odio una lanzadera para la santidad, lo ideal seria que no hubiese odio, porque se queda en el espíritu del que lo suelta, y allí no tiene mas remedio que una dolorosa 
conversión personal.
Tampoco sugiero que no haya que ofrecer más que la otra mejilla a estos ataques  pues solo tenemos dos, como Andreotti gracias a Dios con excelente artimetica. Igual que trabajar por una economía eficiente que haga absoleta la limosna, hemos de exigir un Derecho y una seguridad publica y una vigorosa reacción privada (que también tiene su merito ascético) que repelan  esos ataques y repudien a quienes, mas o menos inconscientemente, los incitan con insultos y desprecio constantes.
Lo que no quita para que ya que existen, celebramos-el tiempo que los condenamos-la eterna escuela
de ejemplo cristiano y trascendencia que dejan esos actos infame como quien no quiere (que no quieren  las cosas.

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