sábado, 2 de diciembre de 2017

EL CARNABAL COMO INDUSTRIA

El Carnaval como industria cultural

  • Hoy se presenta la obra coordinada por Nacho Sacaluga y Álvaro Pérez sobre la multidimensionalidad de la fiesta
El Carnaval como industria culturalEl Carnaval como industria cultural
El Carnaval como industria cultural
A pesar de sostener un modelo de negocio, ciertamente, poco eficiente, parece una realidad incuestionable que el Carnaval de Cádiz tiene todas las características propias de una industria cultural. Una industria cultural que, a traves de la total incursión de la tecnología en nuestras vidas, se ha convertido en un fenómeno global que, sin embargo, no ha perdido su sello local. Así lo sostienen Nacho Sacaluga, Álvaro Pérez y un buen número de colaboradores que reunidos al calor de la llamada de estos expertos exponen sus tesis en El Carnaval de Cádiz: de las coplas a la industria cultural, un libro editado por la Universidad de Cádiz que se presenta este mediodía en el marco del XX Congreso del Carnaval.
Ya hace unos meses Sacaluga, director del área de Comunicación de la Universidad Europea de Madrid y autor de varios artículos científicos relacionados con el Carnaval y la industria, daba buena cuenta a este periódico de este, por entonces, proyecto de libro, afirmando que el Carnaval de Cádiz tiene "la multidimensional y las características necesarias" para encuadrarse "en la definición de industria cultural para la Unesco", en la que se deben dar tres condiciones (la creación artística, la producción y la comercialización) "además de poseer elementos intangibles y de naturaleza cultural, que en el caso del carnaval gaditano sería las coplas".
Con esta premisa por delante, el investigador, y también periodista, gaditano se propuso armar une manual que tuviera un doble objetivo, "arrojar luz a un proceso que está transformando el carnaval gaditano, la industrialización cultural de las coplas" y "unificar algunas de las últimas aportaciones científicas con el propósito de ayudar al lector a completar la huella dactilar del carnaval gaditano desde muy distintos prisma (dimensión literaria y escénica, la musical, la histórica, la comunicacional, la pedagógica...)".
Así, junto a Álvaro Pérez, doctor en Pedagogía por la Universidad de Granada e investigador de la fiesta gaditana, reúnen "importantes aportaciones" firmadas por autores como Santiago Moreno, Felipe Barbosa, María Luisa Páramo, Francisco García Gallardo y los propios coordinadores acompañadas, además, por las fotografías de Fernando Casas.
De esta forma, si el historiador Felipe Barbosa nos traslada al último tercio del siglo XIX para situar el origen de la dimensión que ha alcanzado hoy el carnaval, "cuando la agrupación 'Las Viejas Ricas' cantaban sus coplas en los tablados de cafés y teatros de Andalucía, España y América", una expansión que continuaron "los coros de Antonio Rodríguez y La Murga del Siglo xx"; el investigador Santiago Moreno explica el impacto actual de la fiesta, también desde el punto de vista histórico, avanzando hasta el primer tercio del siglo XX para dar cuenta "del interés en distintos sectores sociales y en los medios de comunicación" que ya generaban las agrupaciones y sus coplas.
María Luisa Páramo apela al valor de las coplas como "manifestación de la cultura popular que tiene lugar en el contexto de una fiesta local", entiendiendo como popular el proceso (creado al margen de la cultura oficial y distribuido por otros canales alternativos) y no el producto. Una concepción cultural del carnaval que también defiende Francisco García Gallardo en su tesis donde demuestra que fiesta y música de carnaval se han sometido "a variados procesos de hibridación y mestizaje, teatralización, comercialización y, más cercanamente en el tiempo, de patrimonialización, institucionalización y massmediatización".
El carnaval en los medios pero, también, como medio de comunicación. Y es que el carácter comunicacional de las agrupaciones es analizado por Sacaluga en esta obra erigiendo a los grupos como "agentes comunicacionales en un proceso comunicativo donde el público masivo no solo se encuentra delimitado a las butacas de un teatro, ni siquiera al espacio indeterminado de la audiencia audiovisual, sino a la globalidad bajo el uso de las redes sociales como prosumidores". Por último, Álvaro Pérez cierra el rosario de reflexiones poniendo de relieve la potencialidad del carnaval como "elemento didáctico, formativo y educacional" por "su carácter transversal".
Muldimensional, políédrico, reflejo social y generador de contenido, el Carnaval de Cádiz forma parte ya, y sin duda alguna, de la industria cultural. Eso, sí, y como Sacaluga advertía cuando esta obra estaba aún en el horno, "es un producto de una industria cultural con lo que ello implica, con la asignatura pendiente de los productos de cualquier empresa cultural, el precio". Habrá que ver cuánto vale cada uno...
el arranque. El XX Congreso del Carnaval, que este año tiene por título Diversión, prohibición y libertad en la fiesta de Febrero, se inauguró en la tarde de ayer en la Sala Argüelles del edificio Constitución 1812. La bienvenida a los asistentes a este congreso la dieron la vicerrectora de Responsabilidad Social de la UCA, Teresa García, y el coordinador de las jornadas, Santiago Moreno.

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